Juan Luis Mora sostiene una pelota en su despacho en el estadio del Levante. :: JUAN NAVARRO/LAFOTO
Levante-Ud

«El vestuario del Levante es chocante, no falta la música vayan bien o mal las cosas»

El guardameta, que avala la nueva plantilla granota, revela que las lágrimas de su adiós «fueron de emoción, no de lástima» Juan Luis Mora Ex portero y técnico azulgrana

ALBERTO MARTÍNEZ

Lunes, 23 de agosto 2010, 16:33

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Se le humedecen los ojos cuando describe sus vivencias en el Levante. Se nota que habla con sentimiento. Hace once días, Mora alcanzó un acuerdo con el club para rescindir el año de contrato que le restaba. Durante la despedida le cayeron las lágrimas. Ahora el portero de Aranjuez pasa a formar parte de la secretaría técnica azulgrana. Arranca una nueva etapa para él. Aunque debe habituarse a trabajar sin guantes, está feliz. Muy feliz.

-¿Son días complicados?

-Sobre todo de adaptación antes de que empiecen los campeonatos de Liga, desde Primera hasta juvenil, infantil y alevín. El principio es de adaptación, de conocer la idiosincrasia del club, la gente de la escuela, el tema de porteros y cómo se mueve todo.

-¿Se había planteado alguna vez ejercer esta función?

-El año pasado hice el curso de director deportivo y el anterior el de entrenador de porteros. Tengo el primer nivel de entrenador de campo. Siempre me había planteado algo relacionado con el fútbol. Me ha llegado la oportunidad de estar adjunto a Manolo Salvador y voy ayudando en todo lo que puedo. Pasas a desarrollar una labor que no es la de los últimos años, pero el fin es ayudar al club, al Levante, mi equipo. Salió esta posibilidad y yo, encantado. Será un poco de todo, de trabajo en la oficina, de trabajo de campo con los chavales... Ayudando al club y viajando a ver partidos.

-¿Exactamente de qué se va a encargar?

-Manolo Salvador es el cabeza visible. Iñaki Aizpurúa está con el primer equipo exclusivamente, elaborando informes, viendo rivales... Y luego está David Salavert, con la cantera. A continuación figuro yo, con el tema de seguimiento de jugadores, de ver fútbol, echando una mano con los porteros de la escuela y entrenando con ellos... Y hay un proyecto que se va a hacer en Valencia, el del Centro de Técnificación de Porteros, que es una idea del Levante orientada a perfeccionar desde edades tempranas. Habrá que estar al tanto de eso. Lo importante es aumentar el nivel y que el Levante tenga una buena cantera.

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-Ha dado un paso parecido al que dio en su día Aizpurúa, quien también dejó la portería de Orriols para pasar a la secretaría técnica.

-Ha sido algo similar. Iñaki y yo vivimos el primer ascenso los dos en el equipo. Cuando pasó a la secretaría técnica, yo ya me había marchado. Está haciendo un papel fenomenal y prueba de ello es que ha pasado al primer equipo. En principio yo estaré aquí dos años y ojalá pueda seguir sus pasos en cuento a tiempo.

-Su retirada del fútbol en activo no ha sido de la forma más deseada, ¿verdad?

-Uno quiere terminar jugando, que es lo importante. No he tenido la fortuna de conseguirlo. Las cosas han venido así y nada más. Estos 18 años de profesional han sido muy bonitos, con cosas buenas y malas, pero siempre te quedan los momentos buenos vividos. Ahora hay que cambiar el chip y transmitir tu experiencia.

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-Se le escapó alguna lágrima durante su despedida en público. ¿Fueron consecuencia de la emoción o de la lástima?

-Eran de emoción. Lástima, no. Fue una emoción grandísima ver a todos mis compañeros en la sala. No me lo esperaba. Se me bajó un poco todo. Fue muy emocionante.

-¿Va a echar de menos el vestuario?

-Voy a echar de menos el ambiente y el grupo. El ambiente que se respiraba y el grupo que había, conseguir un ascenso cuando nadie apostaba por nosotros... Todo eso es un síntoma de que hay un grupo. Si no hubiese un grupo, no se habría conseguido nada.

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-¿Qué tiene este vestuario que engancha a todo el mundo?

-En mi primera etapa en el Levante y en la segunda he tenido mucha suerte, porque ha habido unos grupos humanos maravillosos. Además, he vivido dos ascensos. Los grupos humanos eran fenomenales. No tengo palabras. Los que lo hemos vivido sabemos cómo es. Me quedo sin calificativos. Lo importante es eso. Puedes tener a gente con calidad, cracks..., pero si no hay un grupo eso, no sirve para nada.

-¿En un grupo así es casi imposible enfadarte con un compañero?

-Malos rollos no he vivido para nada. Era chocante el buen ambiente, porque normalmente a lo largo de la temporada el que juega y el que no juega... La última imagen que nos queda a todos cuando volvimos de Sevilla en el parking fue la de un grupo unido y despidiéndonos todos. Eso es de diez.

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-Nano alucinó cuando entró por primera vez al vestuario. Vio a uno bailando, a otro...

-Este vestuario es muy chocante. No falta la música, el buen ambiente tampoco, vayan bien o mal las cosas. Hay que ser consciente de tus posibilidades y confiar en ti mismo. Se ha visto que se ha podido y por qué no se va a poder otra vez.

-¿Las últimas han sido semanas complicadas, con la negociación de la rescisión de su contrato?

-No. Nunca fue nada complicado. Entre Quico Catalán y yo hay una relación de hace mucho tiempo. No ha sido para nada un tema malo. Dos semanas y media antes de la rueda de prensa surgió la posibilidad de la secretaría técnica. Yo el miedo que tenía era no poder responder en cuanto a mi trabajo. Nunca hubo ningún problema.

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-¿Habría sido muy difícil llegar a un acuerdo económico para su salida si no hubiese existido la alternativa de la secretaría técnica?

-No. Hubo una posibilidad de ir a otro equipo. Tanto el Levante como yo estábamos receptivos a cerrar acuerdos sin ningún tipo de problema. Al final podría haber jugado un año más, pero la posibilidad que se me brindó de quedarme en mi club me supuso mucho más que irme fuera.

-¿Cuál era el equipo interesado?

-Prefiero no decirlo. Al principio hubo uno pero, como me quedé sin ir a la pretemporada en Benasque, ese equipo se echó un poco atrás. También se habló de alguna posibilidad de ir fuera de España. Pero para mí lo más importante es seguir perteneciendo al Levante, que es mi equipo.

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-¿Le molestó que lo dejaran fuera de la concentración de Benasque?

-No. Son decisiones del entrenador y había que aceptarlo. El club me dio doce días de vacaciones, pero estuve entrenando diariamente por mi cuenta y al final se llegó a este acuerdo.

-¿No lo interpretó como una medida de presión porque el técnico no contaba con usted?

-Yo me sentía bastante tranquilo. Quería seguir en el Levante y al final estoy en el Levante. También cuesta, porque he vivido en vestuarios y sé cómo son. Prueba de ello es que, al anunciar mi salida, estaba todo el equipo. Y si hubiese sido otro, habríamos estado todos.

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-¿El Levante pensó en dejarlo en el filial como último recurso?

-Eso no se planteó en ningún momento. A mí particularmente no se me planteó.

-¿La relación con el club se ha visto escocida?

-No. Me considero una persona de club. Nunca ha habido problemas y no habrá problemas.

-¿Entonces su empeño era seguir vinculado al Levante salvo que recibiera una oferta realmente interesante?

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-Si en un sitio estorbas o no están contentos con tu trabajo, es normal que se busque otra salida. Pero en este caso yo estaba contento aquí y se dio esta posibilidad. Y qué mejor que retirarte en tu club y seguir en tu club. Puede haber clubes mejores o más importantes, pero para mí este es una familia. Es mucho.

-¿Es el club de su vida?

-Sí. Hombre, la verdad es que Oviedo también me marcó mucho porque fue mi despegue para estar en el fútbol profesional y es una ciudad a la que tengo mucho cariño. Me produce un dolor de corazón cómo va el equipo, cómo descendió por tema de impagos. Fue una decisión muy drástica. Pero el Levante me ha marcado mucho. Cuando llegué se hizo un equipo de muchísima calidad, se consiguió el ascenso, luego el descenso... Hubo problemas extradeportivos que todos conocemos.

-¿Cómo valora su paso como guardameta por Orriols?

-Mi primera etapa fue fantástica. Se ayudó al club a vivir la Primera División. Por mala fortuna, al año siguiente y debido a situaciones extradeportivas se descendió. Luego hubo un problema con Pedro Villarroel. No un problema directamente, porque no habíamos tenido problemas, pero quiso que me marchara. Me echó de alguna manera. Y me tuve que marchar.

-Entonces llegó por sorpresa la oferta del Valencia.

-Se interesó por mí y también se lo agradezco, porque es un gran club. Al salir de Mestalla y tener la posibilidad de volver aquí no me lo pensé. Prácticamente no hubo ni negociaciones. Me llamaron y a la segunda llamada ya estaba todo cerrado. Había otras posibilidades, pero mi principal objetivo era ayudar al Levante. En la primera temporada tuve mala fortuna con las lesiones. Justo la semana antes de empezar la Liga me lesioné. Cuando el míster me puso, jugué trece o catorce partidos y me volví a lesionar en la rodilla. Y el año pasado no se contó mucho conmigo.

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-¿Villarroel le hizo mucho daño?

-Gracias a él llegué al Levante, a esta familia, lo que me ha permitido crecer como jugador y persona. Lo que no estuvo bien es que, después de bajar con el equipo el día de Villarreal, a la semana siguiente Villarroel comunicara a mi representante que me sacara del equipo, que no quería que estuviese en el Levante. Creo que fue por unas conversaciones en cuanto a una mejora de contrato. No sé que pasaría, porque yo ahí estoy totalmente al margen, pero parece ser que ese fue el detonante.

-¿Hacía falta que desapareciera totalmente Pedro Villarroel para sanear la entidad?

-Yo esos momentos los he vivido de cerca, pero no directamente. Ha habido auténticos dramas aquí, pero yo en primera persona no los he sufrido porque no estaba aquí.

-¿Con que se queda de su etapa como futbolista azulgrana?

-Encontrarme con este equipo, esta familia, esta afición y ayudar a conseguir los dos ascensos, sobre todo en la primera etapa. Que el equipo, que había estado en Segunda y Segunda B, viviese otra vez la Primera División. Y ojalá entre todos podamos conseguir consolidar al Levante en Primera.

-¿Se había pasado por la cabeza que el Levante pudiera subir en la pasada temporada?

-Nosotros nos empezamos a creer que podíamos estar ahí al empezar el nuevo año. Cuando el equipo encauzó victoria tras victoria, la gente comenzó a creerse un poco todo. Cuando se ganó aquí al Hércules se dio un paso de gigante. Pero el definitivo fue vencer en Cartagena con esa autoridad.

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-De su estancia en el Valencia, ¿qué le queda?

-Valoro las cosas positivas. Me permitió formar parte de una plantilla fenomenal. Pertenecer a uno de los equipos teóricamente grandes es un paso en tu carrera. No jugué todo lo que me habría gustado, pero me siento orgulloso. Agradezco que el Valencia se fijara en mí, vivir la idiosincrasia de un equipo grande.

-¿Hubo cosas que no le gustaron?

-Sí. Es un club que mueve muchas cosas, muchos intereses. Hay cuestiones que no te agradan, pero quedan ahí y nada más.

-¿Que opinión le merecen las caras nuevas del Levante?

-Se está fichando de acuerdo a lo que se necesita. El mercado hay que sondearlo y se trae a la gente que el entrenador cree que requiere para cubrir las posiciones. Lo importante, antes que el tema futbolístico, es el personal, que ese grupo va a acoger de maravilla a todo el que venga nuevo. Todo el mundo se sentirá muy bien, seguro.

-¿Se va a pasar excesivos apuros?

-Apuros habrá. Se va a tener momentos buenos y malos. El campeonato es muy complicado. La Primera no es la Segunda, pero el equipo ya lo demostró el año pasado y este puede estar ahí perfectamente, pelear y sobre todo seguir con ese grupo, que es primordial.

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-¿Cómo se imagina dentro de dos años, cuando finalice su contrato en la secretaría técnica?

-Me imagino con más experiencia en este campo y en un Levante que llevará dos años en Primera y crecerá poco a poco. Ojalá ya no se piense sólo en la permanencia, sino en otras metas.

-¿Su ilusión en continuar muchos años en el Levante?

-Es mi equipo y ojalá. Pero eso debe ser algo mutuo. Si el Levante quiere que siga es porque he hecho bien mi trabajo. Si yo no ayudo, no conviene seguir. Mi intención es ayudar e intentar hacer todo lo posible. Aportar mi granito de arena para que el equipo esté muchos años en Primera y puedan surgir buenos jugadores de las categorías inferiores.

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