ÓSCAR TEROL
Miércoles, 8 de diciembre 2010, 01:19
Publicidad
De entre todas las discusiones que unen a las personas en acalorados coloquios y debates, la de la ciencia contra los infieles de ésta es una de las más recurrentes. El que no está bajo el paraguas de la comunidad científica internacional y sigue sus protocolos, paga sus impuestos y defiende sus dominios es sospechoso de integrar ese grupo social heredero de las brujas y los alquimistas; los esotéricos, los gurús, los naturistas, astrólogos, y todo aquel que utiliza la palabra 'energía' dos o tres veces al día sin necesidad de trabajar en 'Endesa', o 'Iberdrola'. Hoy, tengo día brujo y me voy a meter con la ciencia oficial, y no sólo porque, ahora, sospechosamente, se le atribuyan a la 'aspirina' poderes milagrosos, sino porque creo que la vara de medir el rigor y la exigencia a la hora de demostrar que lo que se dice es cierto, se aplica de manera arbitraria. Vamos, lo voy a decir claramente: me creo menos a la paleontología que a la bruja Lola, con perdón tanto de unos como de la otra. Ayer mismo, encontré una de esas noticias que, o te las tragas como una rueda de molino bien cocinada, o te empiezas a hacer más preguntas que un filósofo becario. «Expertos paleontólogos -no tienen abuelas los amigos- descubren una especie nueva de dinosaurio». Este año llevamos ya varias especies nuevas descubiertas... Me parece estupendo que aparezcan lagartijas antidiluvianas, Steven Spielberg y los dibujos animados se verán enriquecidos con los nuevos monstruos, pero a mí algo me dice que les estamos permitiendo demasiadas licencias a los paleontólogos. Encuentran dos huesos mal tirados y te hacen una descripción al detalle del bicho: que si vivió hace cien millones de años; que si era verde, vegetariano, medio anfibio, paticorto, con pico, cuernos y una edad aproximada de dos tortugas y media. No sólo eso, además, te plantan un dibujo con el saurio en acción posando como una modelo. Datos suficientes como para dar conferencias por todo el mundo y escribir varios libros, lo que se conoce básicamente como: picaresca científica, o echarle morro a la vida. Pasen buen día.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.