HÉCTOR ESTEBAN
Sábado, 22 de enero 2011, 01:18
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Sobremesa de un sábado. Cojo el teléfono. Sin decir buenas tardes, una voz me dice al otro lado: «Cuando ganemos (el PSPV), qué váis a hacer tú y tu periódico (LAS PROVINCIAS)». Yo, educado, contesto: «Primero ganad, por lo demás no te preocupes». De fondo, el negocio familiar de grúas de Alarte. Ese es el talante de Josep Moreno, el negociador que el líder de los socialistas valencianos envió al Palau de la Generalitat para tratar de cerrar acuerdos para superar la crisis. El talibán de Riola, como algunos le llaman en Blanquerías, es visto con recelo por muchos en su partido. Nadie respira en la sede socialista sin el consentimiento de Moreno, que mueve los hilos que hacen danzar a Alarte por el incierto camino que lleva al 22 de mayo. Desde su azotea, el gurú del PSPV pontifica con un verbo entre la demagogia y el desprecio. En estos momentos, lo que menos necesita la sociedad son personas encantadas de conocerse.
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