Alonso, impaciente por estrenar el F150

El cavallino está inquieto. Su jinete apenas puede retenerlo en la cuadra, es decir, el box donde todavía descansaba ayer el F150. A Fernando Alonso le supieron a bien poco los 100 kilómetros promocionales, los que permite la normativa, que recorrió en Maranello después de la presentación del monoplaza con el que pretende destronar a los Red Bull.

El asturiano tenía marcada en rojo la fecha de hoy desde aquella maldita en que perdió de forma absurda el que iba a ser su tercer Mundial de Fórmula 1. Cumplió con estoicidad el trámite en las Finales Mundiales de Ferrari, celebradas también en Cheste. Pero Alonso quería que llegase lo bueno. La nueva temporada. El clavo que quitase el clavo que caló hasta el tuétano.

No fue el único que se dejó ver por el Ricardo Tormo. Por la tarde aparecieron por el paddock, además de Alonso, el actual campeón del mundo, Sebastian Vettel, y el alemán Nico Rosberg. Y eso que a ambos les toca hoy madrugón.

A las 8.30 horas, Red Bull presentará su arma de matar, el coche con el que pretende mantener su hegemonía en 2011. Alzarán la lona el propio Vettel y Mark Webber. Media hora después, Toro Rosso dará a conocer su bólido, con la presencia del suizo Buemi y del español Alguersuari. A las 9.20 horas será el turno de Mercedes GP. Michael Schumacher, junto a Rosberg, destapará su segundo monoplaza del regreso, su vuelta a la competición tras retirarse en Ferrari.

Aquellos fueron otros tiempos. Lejanos, más distanciados que el inicio de 2010, cuando el cavallino centraba todas las miradas. Ya lo hace habitualmente, pero entonces, por doble razón. Y ocurrió otra vez en Cheste. En los primeros test previos al Mundial del año pasado, Fernando Alonso se vistió por primera vez con los distintivos de la Scuderia. Periodistas de todo el mundo y miles de aficionados acudieron al Circuit. Nadie quería perderse ese hito.

Ferrari había ocupado los primeros boxes del paddock, a la vista de todo el mundo. Los aficionados que llegaban al circuito percibían inevitablemente el hospitality y los camiones rojos. La llegada de Fernando Alonso al Ricardo Tormo fue un baño de multitudes.

Pero en 2011, la Scuderia ha apostado por la discrección y una mayor tranquilidad. Ferrari se ha decantado por unos boxes cercanos a la torre de control, justo al lado de McLaren. Norte y sur, este y oeste. Esta vez no pueden hallarse más lejos de las miradas del público en general. Alonso tiene el mismo tirón, pero en el cavallino quieren estar concentrados. Y es que la reconquista debe empezar hoy en Cheste.