
M. J. CARCHANO
Viernes, 11 de marzo 2011, 02:09
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130 decibelios. Es el ruido que provoca un avión al despegar. A 200 metros de altitud, los niveles acústicos, claro, se atenúan. Sin embargo, miles de vecinos de San Marcelino, Malilla y San Isidro han sido los más perjudicados por la modificación de las trayectorias que comenzaron ayer y que estarán vigentes hasta el próximo 30 de junio.
Desde bien temprano, los vecinos tuvieron que sufrir el sobrevuelo de aviones, sobre todo al despegar. La instalación de un radiofaro que permite a las aeronaves conocer su posición con precisión ha obligado a cambiar esas trayectorias que entraron en vigor el pasado 11 de marzo para desviar hacia el cauce del río Turia los despegues de los aviones y mitigar así su impacto acústico.
«Es una pena que vuelvan a pasar, porque hemos vivido muy tranquilos este año. Todavía se escuchaban algunos aviones, pero era algo anecdótico», decía ayer Isabel, que vive en el último piso de una finca en la avenida del Primero de Mayo, en pleno barrio de San Marcelino. Tere, vecina de la carrera de Malilla, volvió ayer a tener «los aviones dentro de casa. A los vehículos es más fácil acostumbrarse, al ser un ruido constante. El sonido de los aviones es mucho peor y esperemos que acabe pronto, porque no te deja ni hablar». Tere, como el resto de vecinos de los barrios del sur de Valencia, celebran que sea algo temporal, aunque creen que deberían controlar más el aterrizaje de aviones porque «todavía cruzan muchos por aquí».
En Xirivella, el problema es distinto. Ahora son otros vecinos los afectados por el sobrevuelo de aviones, ya que la modificación de trayectorias que hace un año entró en vigor lo único que consiguió es desplazar el problema. «Quizás ahora hay menos vecinos afectados», dicen en Xirivella, que sin embargo creen que este municipio siempre soportará el ruido porque «por algún lado tienen que entrar», explican fuentes municipales, que sin embargo esperan que los aislamientos acústicos de viviendas puedan mitigar las molestias.
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En L'Eliana, San Antonio de Benagéber o la Canyada los vecinos estaban expectantes. Desde la Plataforma No aviones fuera de ruta su portavoz, Juli Sáez, espera que la modificación de trayectorias no permita a los pilotos volver a recortar sus vuelos, como hacían hasta el pasado 11 de marzo, con el objetivo de ahorrar combustible. «Ahora está muy caro y las compañías podrían volver a estas prácticas si no hay sanciones», explica Juli Sáez.
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