
J. C. FERRIOL
Martes, 12 de abril 2011, 20:02
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Primero fue el anuncio hace pocas semanas de que Unió Valenciana no concurriría a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo. Y ayer, por boca de su presidente, José Manuel Miralles, fue el respaldo explícito e inequívoco hacia el PP valenciano y a su presidente, Francisco Camps. El histórico partido valencianista que fundara entre otros Vicente González Lizondo en 1982 y que vivió su momento de mayor esplendor hasta finales de la década de los 90 certificó ayer su más que probable final. Y lo hizo sugiriendo el mismo camino que muchos de sus más destacados dirigentes ya habían recorrido durante los últimos años: El de la incorporación al PP valenciano.
Ayer, en la ermita de San Jordi junto a El Puig, Francisco Camps y José Manuel Miralles escenificaron lo que parece el punto y final de UV y el respaldo de esa formación -desde hace algunos años con un peso político mínimo- al PP valenciano. El hecho es «histórico», como definió el propio Camps, porque se trata de la constatación definitiva por parte de los populares de que el discurso valencianista y de defensa de las señas de identidad sólo tiene sentido en ese partido. «Todo el valencianismo político está totalmente junto en el mismo proyecto», dijo Camps satisfecho.
Miralles, que llegó al acto en el mismo microbús del que descendió Camps, intervino en primer lugar. Se dirigió a Camps como «estimat president», y después mostró su apoyo a la creación, por parte de la Generalitat, de un Centro de Estudio de la Cultura Valenciana. De hecho, explicó que su partido cederá a la Generalitat la Real Senyera de Blasco Ibáñez, gemela de la del Ayuntamiento, para que sea restaurada y desfile también en el 9 d'Octubre. El presidente de UV aseguró que era de justicia «reconocer el trabajo (de Camps) por unificar el sentimiento valencianista». Y concluyó: «El camino de la defensa de las señas de identidad de los valencianos está en manos del PP valenciano y de su presidente Francisco Camps».
Se trata del probable punto y final a un partido con casi 30 años de historia, y que vivió sus mejores momentos en 1991 -fue el partido más votado en la ciudad de Valencia- y 1995 -firmó el acuerdo de Gobierno con el PP que permitió a Lizondo presidir Les Corts y dirigir dos consellerias-. En los últimos comicios municipales y autonómicos de 2007, UV no superó los 23.000 votos. Y en las europeas de 2009 se quedó en 4.300.
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Camps no ocultó su satisfacción por el acuerdo. «¿Que representa el acto de hoy? Que la garantía de defensa de las tradiciones valencianas está en el PP». «El PP puede decir alto y claro que representa a todo el valencianismo y a todos los que defienden el valenciano y quieren garantizar nuestra singularidad y nuestra identidad».
El líder del PPCV señaló además que la decisión de UV significa también un mensaje para otros partidos regionalistas, que pueden comprobar así que es posible la defensa de la singularidad y de las señas de identidad propia desde un partido político nacional como es el PP. La directora de campaña de los populares, Paula Sánchez de León, señaló por su parte que solo el PP «cree en una Comunitat Valenciana orgullosa de sí misma y sin complejos».
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