REDACCIÓN
Sábado, 30 de abril 2011, 02:23
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Tras la sentencia de la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia, Lorena ha podido ver a su hija en dos ocasiones en un punto de encuentro familiar. En un primer momento, la niña no quería ver a su madre pero la trabajadora social consiguió que accediera.
«Lo que tenía mi hija era miedo al enfado que yo pudiera tener con ella», afirmó Lorena, quien comentó que la niña pensaba que iba a estar unos días con los abuelos y no pensaba en la repercusión que podría tener la denuncia.
«Me senté a su lado y estaba como enfurruñada, sin mirarme. Le dije: ¿me quieres dar un beso? Me miró a ver si estaba enfadada y se tiró a mi cuello como si no hubiéramos dejado de vernos», relató emocionada la madre, que espera ahora recuperar la custodia de la pequeña.
«Fue muy fuerte», comentó Lorena, quien señaló que el ser acusada de malos tratos es algo que no va «a digerir» en su vida, ya que siempre ha «pecado de permisiva».
«Utilizaron a mi hija como si fuera una marioneta, pero no lo volverán a hacer. Ahora tengo más confianza en la justicia», aseveró la joven, que tiene también el apoyo de su actual pareja. La madre insiste en que fue condenada «sin parte de lesiones y sin antecedentes». «Todo humo», destacó.
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Lorena ha vivido estos dos años «como una pesadilla». «Es el mayor palo que me han podido dar en mi vida. Me encerraron en un calabozo y me trataron como si fuera una delincuente», aseguró. Ahora sólo quiere pasar página y recuperar la custodia de su hija.
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