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C. FERNÁNDEZ
Martes, 19 de julio 2011, 20:56
El mayor número de propietarios de embarcaciones se encuentra en Madrid. Amantes todos ellos del mar, pero que deben desplazarse a cientos de kilómetros de su casa encontrarse con su barco y salir a navegar.
Valencia es el puerto natural de Madrid, sin embargo, la marina Juan Carlos I no ofrece la posibilidad de la compra y venta de amarres. Los 800 puntos que hay en la dársena sólo se pueden alquilar.
Desde 2007, el bloqueo político entre el Gobierno central y el Ayuntamiento ha impedido que los interesados fijen en Valencia su sede y la ciudad alcance el máximo rendimiento.
El anuncio de los nuevos miembros del Consorcio abre la oportunidad al negocio. Valencia podrá comenzar a tener beneficios económicos tras la gran inversión que se realizó para celebrar la Copa América.
En 2007, el Consorcio, órgano gestor de la marina, no cesaba de recibir llamadas de propietarios interesados en comprar un amarre en Valencia. La respuesta era la misma: «lo sentimos, de momento sólo tiene la posibilidad de alquilar el amarre por un año y renovarlo cada temporada». Esta era la respuesta que recibían.
Las llamadas no cesaron hasta que en el mundo náutico se conoció que los amarres de Valencia no estaban a la venta.
La intención de Rita Barberá es ahora crear un equipo comercial que explote al máximo la marina. Se vendan todos los amarres, se consiga que Valencia plante cara a las islas Baleares y reciba a madrileños propietarios de una embarcación.
Hace apenas un mes, las imágenes de la marina Real Juan Carlos I daban la vuelta al mundo con la celebración del Gran Premio de Fórmula 1. Un puerto, sin embargo, que no podía recibir inquilinos por el bloqueo institucional. «Ahora desde luego es el momento de que los barcos puedan venir y quedarse y con el AVE a menos de una hora y media de Madrid. Valencia se puede convertir perfectamente en el puerto invernal de primer nivel», explicaba Vicente Macías, gerente de AdhocValencia, empresa especialista en atender a vips.
Los empresarios del sector turístico aplaudían ayer el gran avance alcanzado. «Sin duda, el despegue turístico de Valencia se encuentra en el puerto, el motor para recibir a cientos de turistas que viajan por mar», decía el portavoz de la Federación de Hostelería, Pizcueta.
En los próximos días se celebrará una reunión del Consorcio Valencia 2007 donde el Gobierno central con la alcaldesa Rita Barberá, como presidenta, y el secretario de Estado de Cooperación Territorial Gaspar Zarrías, como vicepresidente, activará la marina Juan Carlos I con medidas concretas de explotación comercial y lúdica para todos los valencianos.
Varadero de megayates
Valencia no tiene costa, pero sí un puerto recién construido y con nuevos servicios que se pondrán en marcha en los próximos meses. Unas excelentes posibilidades para que los clientes cambien de destino y prefieran la ciudad. Entre las nuevas actividades se incluye la construcción de un varadero y talleres con todo lujo de necesidades que buscan los patrones.
El Consorcio ya está realizando un estudio de mercado para determinar el coste de cada amarre. «Los precios son muy variables porque dependen de los metros de eslora de cada embarcación y los años de concesión. El coste más barato es de 6.000 euros», afirmaban desde el Consorcio.
La oportunidad que tiene ahora Valencia es aprovechar la conyuntura y ofrecer unos precios más competitivos con el resto de puertos españoles y así atraer cientos de barcos que ahora se encuentran en las islas Baleares, la costa de Alicante y Barcelona.
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