«Me he planteado vender la casa y marcharme lejos de los aviones»

Desde el mes de mayo, tiene los tapones en la mesita de noche porque cuando comienzan a pasar los aviones, «a las doce, a la una, a las dos, no hay forma de dormir. Te despiertas sobresaltado, te vuelves a dormir y, al rato, saltas de nuevo de la cama». Paco Sáez es vecino de Xirivella, y relata que desde «finales de abril vivir aquí es una pesadilla. He llegado a irme a dormir a casa de mi hermana, en el mes de julio, porque no podía soportarlo más».

Este licenciacido en Administración y Dirección de Empresas asegura que ha pasado noches en blanco, que después le provocan «una gran irritabilidad, no rindo en el trabajo, porque no descanso. He contado hasta 28 aviones entre las once de la noche y las siete de la mañana». Se compró una vivienda en Xirivella y, «a pesar de que nos hemos gastado dinero en mejoras, estoy dispuesto a venderla aunque pierda dinero. Me gustaría vivir en algún municipio donde no se escuchen los aviones a pesar de que mi familia y mis amigos están en Xirivella».

Paco Sáez se ha movido. Habló con uno de los técnicos de Medio Ambiente de Aena, que le recomendó ponerse en contacto con una dirección postal de Madrid para optar a ayudas e insonorizar su piso. «Aquí en Xirivella hay mucha gente afectada, pero en la zona donde se escucha más vive gente mayor que parece que se resigna, y se acostumbra. Yo no. No se puede vivir así». Paco se ha puesto en contacto con el alcalde de la localidad a través de correo electrónico, «y no he recibido respuesta». Los únicos que le han ayudado han sido los miembros de la Plataforma No Aviones Fuera de Ruta, aunque la mayoría de sus asociados son vecinos de urbanizaciones de Camp de Túria que luchan para que los aviones no recorten aterrizajes y despegues y sobrevuelen zonas habitadas.

«Aquí en Xirivella el problema es mucho más grave, sé que los aviones tienen que cruzar por aquí, pero por lo menos deberían respetar las horas de descanso. Es lo mínimo».