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Tres barrios con mucha historia
Valencia

Tres barrios con mucha historia

La Aguja, Fuensanta y La Llum pueden presumir de estilo y personalidad propia

PPLL

Sábado, 29 de octubre 2011, 02:19

Son tres barrios diferentes, pero "con gancho"; tres barrios, ubicados en nuestro distrito, que han conquistado su propio estilo, una in discutible personalidad, quizá sin proponérselo, por su origen, por su aspecto arquitectónico, pero también por la forma de ser de sus gentes.

Nacieron en épocas diversas y por causas especiales. Y da la impresión, mucho tiempo después, que mejor o peor todos han sabido defender sus raíces para integrarse en Valencia sin perder su sabor originario.

La Fuensanta, o las secuelas de la riada

Valencia, en los años cuarenta y cincuenta necesitaba cientos, miles de viviendas. Los chabolistas se hacinaban en cualquier parte y eran centenares en el viejo cauce del Turia. La riada de 1949 hizo presa en esas viviendas miserables y arrancó muchas vidas. Durante los años cincuenta, la demanda de casas casi se hizo grito, atendido en principio por las promociones impulsadas por el arzobispo Marcelino Olaechea (San Marcelino, Nuestra Señora de los Desamparados, etc.) y, más lentamente, por las intervenciones de la Obra Sindical del Hogar. En realidad no se daba abasto para construir todas las "casas baratas" que se necesitaban.

Tras la riada de octubre de 1957, la necesidad de casas nuevas se redobló porque cientos de familias se habían quedado en la calle, con lo puesto. Se construyeron barrios enteros con barracones militares y era preciso construir cientos de viviendas para los damnificados. Esta necesidad vino a ser paliada por la acción singular de un valenciano, Vicente Mortes, director general de la Vivienda e impulsor de barrios enteros de casas económicas, como los de Fuensanta o Nuestra Señora del Carmen, donde se alojaron quienes habían perdido el hogar durante la inundación.

La Fuensanta, como veremos también en el caso del barrio de La Llum, nació al abrigo del trazado de la Avenida del Cid, llamada entonces avenida de Castilla, el moderno acceso desde la carretera de Madrid. La otra razón de su ubicación fue la futura presencia del Hospital General, que en 1958 se puso en obras. La tercera era la Solución Sur de desviación del Turia, apenas esbozada sobre planos hace 50 años, que se había de construir en la segunda mitad de la década. En realidad, toda la zona fue fruto de la nueva planificación de Valencia, que se trasladó a un Plan general de Ordenación Urbana, preparado por el organismo planificador Gran Valencia, forzosamente nuevo para adaptarse al trazado de la Solución Sur y de los nuevos accesos a la ciudad.

"La LLum", tan lejos, tan cerca

El valencianísimo "Barri de la Llum", el Barrio de la Luz, está cumpliendo este año su medio siglo de vida. El 1 de enero de 1961 se inició en nuestras páginas una campaña publicitaria destinada a presentar a los valencianos la segunda fase de este promoción de viviendas que al final de los cincuenta comenzó a ser construido y poblado.

Está situado en el extremo oeste del distrito y del término municipal de Valencia, lo que quiere decir que su distancia el corazón de la ciudad no es pequeña. Sin embargo, fue ese factor, el de la distancia, el que se utilizó, entre otros, para promocionar las viviendas. Por una razón: el barrio podía ser limítrofe con Xirivella, pero iba a estar servido por la avenida de Castilla (actual avenida del Cid) el nuevo acceso, anchuroso y moderno, que tenía que ser la gran entrada a la ciudad por el oeste.

Porque aunque cueste creerlo, cuando el viejo camino de Madrid fue sustituido por uno nuevo, cuando empezó a trazarse el nuevo acceso, era una cinta de asfalto por la difícilmente se podían cruzar dos camionetas. Sin embargo, se hizo previsión de futuro, se resguardó una franja de cien metros, y las nuevas urbanizaciones fueron naciendo a la orilla de la futura avenida. Y se fueron poblando de edificios, muchos de ellos muy modestos, donde las gentes se resignaban a vivir "en medio de la huerta", o donde "Cristo dio las voces", más por la baratura de la vivienda que por la esperanza de estar algún día al borde de una de las avenidas más prometedoras de Valencia.

El Barrio de la Luz, por diversas razones, era una tierra de promisión, un horizonte de futuro asequible para esa extendida clase media: familias que, a base de trabajar y pluriemplearse, confiaban en poder ser propietarias de un piso propio. El Barrio de la Luz, que se empezó a construir en 1958, presentó una nueva fase hace medio siglo, en esa línea de atención a una demanda creciente de viviendas, alimentada, además, por una emigración que estaba llegando a la ciudad de forma creciente. Las casas de la segunda fase del Barrio de la Luz , situado entre las calles de Alejandro Volta y Marconi y desde José María Bayarri a Quart de les Valls, se presentaban con notables atractivos al público.

Porque todas las casas, para empezar, eran exteriores. Tenían tres o cuatro dormitorios, más comedor con solana, aseo y armarios empotrados. Y se presentaban en el mercado con las "máximas exenciones tributarias, fácil amortización de los créditos del Estado y libres de comisión por corretaje". Y haciendo gala de una "construcción sólida y esmerada a base de materiales nobles y de primera calidad, carpintería metálica, ascensores, portal y escalera de mármol".

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