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La construcción del puente de Ademuz abrió camino al desarrollo del barrio.
Valencia

La Fe, el gran hospital que cambió el distrito

Comenzado a construir a mediados de los sesenta, su influencia ha sido decisiva sobre el distrito de Campanar

PPLL

Sábado, 3 de marzo 2012, 01:54

A mediados de los sesenta, siendo alcalde de Valencia Adolfo Rincón de Arellano, la presencia en las esferas de decisión del Gobierno del valenciano Vicente Mortes Alfonso se hizo evidente a través de no pocas decisiones. Una de ellas fue la construcción del puente que hoy llamamos de Ademuz, en su día bautizado como Puente de las Glorias Valencianas.

Iba a comenzar la construcción del nuevo cauce del Turia y la ciudad necesitaba facilitar el desarrollo de las zonas situadas al norte del cauce que pronto habría de ser considerado como antiguo. Se amplió el Puente del Real para facilitar el desarrollo del suelo situado en el ámbito del Paseo al Mar y se trazó también este puente de Ademuz, prolongación de la Gran Vía de Fernando el Católico. Pronto empezó a hablarse de un nuevo acceso, de una avenida que arrancaría en ese punto crucial para enlazar fácilmente con Burjassot y con Lliria; en última instancia, esa carretera tenía que llegar hasta Ademuz, un enclave valenciano, lejano pero entrañable, que acabó bautizando el acceso como "Pista de Ademuz" y dando nombre también al nuevo puente.

No en balde, el Plan Sur, aprobado en el año 1961, establecía que el crecimiento futuro de Valencia debería favorecerse en las tierras de secano del noroeste - singularmente hacia Paterna y Busjassot-con el fin de evitar así que el peso del desarrollo que antes o después había de llegar, basculara sobre las huertas del norte y el sur de la ciudad, aniquilándolas.

Abierto el puente, una de las primeras determinaciones que tomaron los Jesuitas fue la de trasladar hacia la huerta, camino de Beniferri, las escuelas profesionales que tenían en un lugar clave como era el cruce del cauce del Turia con el nuevo acceso a la ciudad. En pocos años se consolidó el traslado, lo que habría de dar paso, más adelante, al nacimiento del centro comercial Nuevo Centro.

El hospital La Fe

Pero la gran decisión que cambió los horizontes del barrio en los años sesenta fue la destinada a levantar un gran hospital, la Ciudad Sanitaria La Fe, en una gran parcela que se expropió a la orilla del Camino de Tránsitos, frente al Preventorio de San Francisco Javier.

El ministro de Trabajo, Jesús Romeo Gorría, en su viaje de mayo de 1967, inauguró cinco nuevos ambulatorios para atender las crecientes necesidades de una población beneficiaria que había sobrepasado el millón de personas en la provincia de Valencia. Los directivos del INP empezaron a imaginar la construcción de un gran hospital de referencia como el que en Madrid funcionaba, desde 1964, con el nombre de La Paz. Se trataba de completar el servicio que daban los hospitales Clínico, Sanjurjo y Provincial, inaugurado por el general Franco en 1962. De ahí que el ministro, en esa ocasión, visitó en medio de las huertas de Campanar unos terrenos, de unos 6.000 metros cuadrados, en los que anunció que se construiría una "ciudad sanitaria" de 2.000 camas, en la que se invertirían 1.000 millones de pesetas.

La primera fase de ese hospital, que se llamó La Fe, fue inaugurada el 3 de febrero de 1969 por el propio ministro: era una residencia general de 600 camas. En febrero de 1970 nació el Centro de Rehabilitación, que tuvo un presupuesto de 184 millones de pesetas. En el mes de abril de 1971, la princesa doña Sofía inauguró la residencia infantil y el hospital maternal, así como la escuela y residencia de enfermeras.

La influencia sobre el barrio fue decisiva: los precios de las viviendas subieron y se construyeron otras muchas: muchos de los médicos y enfermeras --los trabajadores del conjunto se contaban por miles-- querían vivir en las inmediaciones del hospital, que cada día generaba un volumen considerable de visitantes, capaces de animar el comercio, los bares y restaurantes del barrio. Porque a las consultas ambulatorias había que sumar la presencia de cientos de familiares de enfermos ingresados.

Laboratorios y lavanderías, ambulancias y supermercados, más una variada gama de servicios de mantenimiento. Los congresos y seminarios se sucedían en el recinto hospitalario, que estaba dotado de las técnicas mejores y más modernas y recibía enfermos procedentes de media España. El barrio cambió en muy pocos años y hasta aparecieron floristerías destinadas a suministrar ramos a las que acababan de ser madres. A partir de los años setenta, La Fe aupó Campanar y Tendetes e irradió movimiento y riqueza en toda la zona noroeste de la ciudad.

Por esa razón, no tardó en aparecer, en las inmediaciones del creciente acceso de Ademuz, otro hospital privado. Es el que creó la Mutua Valenciana sobre Accidentes del Trabajo con el nombre de Sagrada Familia; un nuevo gran hospital que unos años después también pasó a manos de la Seguridad Social con el nombre del médico valenciano medieval Arnau de Vilanova.

El hospital, en sus tiempos mejores, los años noventa cuando pasó a depender de la Generalitat, llegó a tener 1831 camas y 6.014 empleados. En 1990 hizo 28.311 intervenciones quirúrgicas.

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