El chef Vicente Patiño se cuelga de nuevo el delantal

Su etapa al frente de la cocina del restaurante Óleo, más de tres años (desde 2008), fue fructífera: recogió premios y buenas críticas. Hizo de su buen hacer su mejor carta de presentación. Tras abandonar el local del puerto, por diferencias con los propietarios del local, Vicente Patiño vuelve a colgarse el delantal. Después de meses alejado de los fogones, a mediados de junio tomará las riendas de La Embajada, situado en la plaza Alfons el Magnànim. El chef valenciano, premio Cocinero Revelación de Madrid Fusion 2007, está muy ilusionado con su nuevo proyecto: «Voy a volver a disfrutar de la cocina».

«Nuestra oferta estará marcada por una cocina totalmente mediterránea, en la que ofreceremos distintos menús con diferente gama de complejidad, pero sin olvidar el adecuarnos a la situación en la que vivimos», explicó Patiño. Serán precios asequibles «para todo el mundo».

La línea gastronómica de La Embajada, una vez en manos del cocinero valenciano, será «fresca, tradicional y respetando el producto de cada época del año».

Patiño está dispuesto a dejarse la piel en su nuevo proyecto. «Estaré todos los días en la cocina. Me encargaré del menú de todas las salas, ya sea de la carta de diario o de los eventos», añadió. Fuera de su cometido gastronómico se queda la cocina de Mas de Alzedo (Ribarroja), una masía que pertenece al grupo La Embajada.

El cocinero valenciano cuidará los detalles de cada menú porque es consciente de las demandas del consumidor respecto «a la personalización de los eventos».

Patiño fue jefe de cocina Sal de Mar y del restaurante Buenavista (ambos en Dénia y jefe de partida del restaurante Café de París de Málaga con José Carlos García que cuenta con una estrella Michelin, igualmente trabajó en Casa Marcial, con Nacho Manzano, y en el restaurante La Seu de la Moraira, ambos con estrellas Michelin.

El chef valenciano ha sabido compaginar tendencias de nuevo cuño (la incorporación del tapeo junto con el menú gastronómico en sala) con saberes de siempre. Patiño se niega a enmascarar los sabores mediterráneos bajo gustos más exóticos o modas más pasajeras. No en vano, algunos críticos señalan que en sus platos hay claras reminiscencias de las antiguas cocinas de la Safor y la Marina.

Es defensor de la 'slow food' y de una combinación equilibrada de la aplicación de la ciencia y las tradiciones culinarias al plato. Es cuestión de días que Patiño vuelva a sorprender.