
ISABEL DOMINGO
Lunes, 27 de agosto 2012, 02:58
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Nuevo capítulo en el cierre del Museo de Historia Natural de Valencia. A la posible marcha de las colecciones Siro de Fez y Martínez Ortí al Museo de Ciencias Naturales de Barcelona se suma ahora el aviso de salida dado por el responsable de la colección holandesa 'Marcus', integrada por alrededor de 50.000 ejemplares de moluscos ibéricos que fueron donados hace aproximadamente dos años al complejo valenciano por su homólogo holandés.
El también conservador emérito del Museo Natural de Holanda y profesor de la Universidad de Leiden, Edmund Gittenberger, ha remitido una carta abierta a la dirección del museo valenciano para lamentar tanto el cierre como la situación en que se encuentran las colecciones albergadas en el recinto del paseo de la Pechina.
Gittenberg manifiesta haberse «quedado impactado» con la clausura al considerar que el museo valenciano «es un ejemplo de centro de investigación que demuestra una relación ideal entre un modesto presupuesto y grandes beneficios. Aunque sea necesario realizar recortes deberían realizarse antes en otras áreas».
Regreso a Holanda
Este malestar, unido a las dudas sobre el proceso de conservación de las colecciones, ha provocado que el responsable de los fondos holandeses plantee la donación a otro centro «donde las normas internacionales sean respetadas». Es decir, donde se garantice la exhibición y conservación de 'Marcus'.
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Según el exconservador del Museo de Historia Natural de Valencia e interlocutor con el centro holandés, Alberto Martínez, «eso significa que puede ser en Valencia, si hay una solución rápida, en España o en cualquier otro museo internacional, como su vuelta a Holanda». De hecho, el museo de Lieden, inaugurado en 1998, está considerado como un complejo único en su rama por los diez millones de ejempleares zoológicos y geológicos que alberga.
Uno de los aspectos que ha influido en el anuncio del profesor Gittenberg es que, a su juicio, el cierre es «decepcionante» al impedir que los 50.000 moluscos ibéricos estén disponibles para los investigadores. Especialmente cuando alrededor de una docena son ejemplares tipo, es decir, aquellos sobre los que se realiza la descripción de una especie y, por tanto, validan la asignación de un nombre, por lo que se emplean para estudio.
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Como señala en su carta el profesor Gittenberg, que cuenta con gran prestigio internacional y fue presidente de la Sociedad Mundial de Malacología, «dichos ejemplares pertenecen a la comunidad científica y deberían estar siempre disponibles para su estudio. Si esto ya no es posible, la colección debería ser donada a otro centro».
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