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BURGUERA
Sábado, 2 de marzo 2013, 03:36
Sigfrido Martín Begué nació en Madrid, allí vivió y fue, además, uno de los grandes iconos de la movida allí mitificada. También tenía su lado valenciano, pues como todo creador, disponía de múltiples facetas. Esa veta vinculada con la Comunitat, con las Fallas, con sus platos típicos, con Valencia, con las pasiones excesivas y con figuras de la cultura nacional y de raíz valenciana como Nacho Duato o Vicente Molina Foix quedan reflejadas en la exposición inaugurada ayer en la Fundación Chirivella Soriano y comisariada por otro valenciano, Vicente Jarque.
'Sigfrido Martín Begué. El lado valenciano' es, en realidad, una adaptación de la idea inicial, la exposición pergeñada en 2010 por el propio artista y el presidente de la Fundación, Manuel Chirivella. Ese mismo año, el creador madrileño falleció. La versión final es una recopilación de obras llegadas de colecciones privadas y de museos como el Reina Sofía de Madrid en las que se puede observar, unas veces de manera evidente y en otras ocassiones a través de sutiles referencias, la veta valenciana de Martín Begué, que desde joven mantuvo relación con la Comunitat.
En el texto que Molina Foix firma para el catálogo de la muestra, el escritor explica que el artista madrileño había pasado vacaciones en Benidorm con sus padres, conocía Alicante y Valencia, y apreciaba algunas costumbres y rasgos identitarios de la Comunitat. Jarque, ayer, aseguró que el artista estrechó sus lazos con estas tierras a partir de su colaboración con el artista fallero Manolo Martín a causa de su colaboración para un espectáculo de danza de Duato y con motivo de la creación de una falla dedicada a Pinocho que plantó Na Jordana en 2001.
Pinochos para todos
En buena parte de las piezas expuestas (pintura, escultura o pequeñas instalaciones) es frecuente la apiricón de pinochos. Desde políticos (Rita Barberá aparece entre los dibujos de personajes 'pinocheados'), hasta cineastas, escritores o pintores acaban encajando en una versión del personaje al que le crecía la nariz cuando mentía.
Los padres de Martín Begué acudieron a la Fundación Chirivella Soriano, y su madre explicó que ella estudió la Primaria y el Bachillerato en Valencia, y que un abuelo del artista dirigía una oficina de seguros en la plaza del Ayuntamiento. «Era un amante de Valencia, le encantaba comer en Palace Fesol y una costumbre poco conocida fuera de aquí, la Batalla de las Flores», explicó la madre del artista.
Desde el Consorcio de Museos de la Comunitat, representado ayer por su director, Felipe Garín, se ha trabajado junto a Chirivella Soriano para recopilar el cerca de medio centenar de obras que componen la exposición.
El compendio reunido es muy variado. Desde vídeos de coreografías en las que él partícipó en la escenografía, a un reportaje sobre el montaje de la falla en Na Jordana, pasando por muebles, dibujos, bocetos, esculturas, maquetas de instalaciones expositivas y óleos de gran formato.
Los organizadores de la exposición esperaban contar para la inauguración celebrada durante la tarde de ayer con Alaska, El Hortelano y Ouka Leele, figuras relacionadas con la movida y con las que Martín Begué mantuvo amistad durante años.
El mundo de las Fallas, el cine, la moda o el cómic son algunos de los temas sobre los que versan sus piezas, todas ellas cargadas de «fina ironía, humor sutil y profundidad ideológica», según indicó ayer Manuel Chirivella.
«Si viviera en la España actual, la cantidad de narices de Pinocho que sacaría por todas partes», bromeó Felipe Garín durante el recorrido inaugural.
Antonio Martín Cobos, pintor y padre de Martín Begué, se mostró satisfecho con la exposición y su ubicación en la sede de la Fundación Chirivella Soriano, en el exquisito palacio Valeriola situado en el centro histórico de Valencia. El artista explicó que el alma de las personas permanece y en el caso de los artistas, como fue su hijo, ese aura «pervive en sus obras. Así que seguro que aquí se encuentra muy agusto».
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