P. M.
Miércoles, 5 de junio 2013, 09:40
Inaugurado en abril de 2003 entre el optimismo del barrio de San Marcelino y algunos gritos en contra de la guerra de Irak, el polideportivo de la Rambleta tiene un aspecto muy lejos del que debe lucir una instalación de apenas una década de vida. Desde hace un año está cerrado por los problemas de las anteriores empresas concesionarias y la asociación de vecinos ha convocado para hoy una protesta por esa triste conmemoración.
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En varias puertas y ventas del edificio, que recae a la calle San Pío IX, hay avisos de que cuenta con videovigilancia. Pese a esa circunstancia, el secretario de la asociación de vecinos, Luis Vallés, comentó ayer que se han producido varios actos de vandalismo, detectados por la entidad en una reciente visita.
La zona más estropeada por el abandono es la próxima al parque. Un puñado de juegos infantiles empieza a estar rodeado de matorrales, mientras que los toldos de la cafetería son harapos rotos. Pero el problema más serio, opinan en la asociación vecinal, es que las cuentas no salen para que el próximo septiembre comience la inscripción en los cursos y actividades deportivas.
«El ayuntamiento debe todavía que sacar a concurso la gestión y después, reparar todas las deficiencias. Pensamos que ya no les da tiempo». Los escolares empiezan en octubre los cursillos deportivos, mientras que el resto de usuarios ha tenido que buscar alternativas para seguir practicando deporte.
El ayuntamiento ya devolvió 14.000 euros por abonos sin consumir a 556 inscritos en el polideportivo. La mayoría se pasaron al recinto deportivo de Patraix, en la calle Azagador de las Monjas, aunque también se han dado casos de personas que han preferido acudir a piscinas de l'Horta. El secretario de la entidad aseguró que él acude a Paiporta. «Son quince minutos de coche», indicó. La última decisión de la junta de gobierno tiene que ver con la reclamación de 1,3 millones al consistorio por parte de las empresas, aunque el gobierno municipal asegura que este proceso no retrasará ni un solo día la adjudicación del polideportivo y su reapertura.
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En la Rambleta, comentó Vallés, el mantenimiento «siempre ha sido escaso», aunque ahora el abandono «es mucho más evidente». La piscina cubierta tiene una longitud de 25 metros, mientras que hay otra más pequeña dedicada a la enseñanza y diversas salas de musculación, spinning, una pista cubierta polivalente y una de fútbol 7 de césped artificial, en la parte próxima al gran parque urbano.
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