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A. CHECA
Lunes, 7 de octubre 2013, 03:21
Dos Porsches Cayenne, un BMW X6, un Audi TT, dos Mercedes de alta gama... No es la ciudad deportiva de Paterna, ni el salón del automóvil de lujo o la colección del multimillonario jeque que hace unas semanas pisó la Comunitat. Es el parque automovilístico que salta a la vista con un simple paseo por el polígono del aeropuerto de Manises. Casi tres kilómetros de almacenes chinos en los que igual encuentras ropa, complementos, líquido para los hoy tan de moda cigarros electrónicos... que te topas con falsificaciones.
-¡Hola! Estoy pensando en montarme una tienda de 'todo a 100' y he venido a ver vuestros precios. ¿Tenéis cosas de marca?
-Lo que quieras...
-¿Pero auténtico?
-Tú dime qué quieres y lo tienes.
La conversación entre el reportero (simulando ser comerciante) y Zhou, un joven que sale de un mega almacén sobre el que se lee 'Sander', deja bien a las claras que en el 'China Town' de Manises se puede encontrar de todo.
En apenas un par de horas, descubrimos a la venta al menos una maleta de Gucci, efectos de Bob Esponja y toallas de Hello Kitty. Ni rastro de los habituales signos de su legalidad (etiquetado, código de barras, copyright...). E incluso, en una segunda pasada por el polígono, a un atareado Zhou metiendo cajas por la puerta de atrás... cuando su nave posee una amplia y enorme entrada principal. «¡Las marcas! Ya te dije que tengo lo que quieras...», explica entre risas el joven chino.
Entre los expertos policiales contra las falsificaciones, al polígono del aeropuerto de Manises se lo empieza a considerar como «el futuro Cobo Calleja», la 'miniciudad' industrial de Madrid donde hace meses se descabezó la mayor red de piratería que ha actuado jamás en España. La caída de Gao Ping dejó en la estacada a un altísimo porcentaje de tiendas de 'todo a 100' de España. «Muchas se quedaron desabastecidas de repente», asegura un policía de la Unidad de Redes de Inmigración Ilegal.
A Manises empezaron a llegar hace poco más de un año. Con 100.000 euros por delante, el precio estimado de inversión para comprar y rehabilitar sus naves. Hoy aún siguen comprando. El viernes, tres ciudadanos chinos levantaban ellos mismos el pavimento de una nave vacía. Unos metros más allá, otros compatriotas picaban unas baldosas para cambiar el firme. Ellos mismos levantan su negocio y ellos acaban conduciendo los Porsches Cayenne que tienen aparcados en la puerta.
«No se gastan ni un 'chavo'. Esto por lo menos ni lo pisan. Supongo que almorzarán arroz en su tienda, ¡si es que almuerzan algo!», ironiza Paco en el bar 'Hermanos García'. Apenas tres mesas ocupadas y ni rastro de ciudadanos asiáticos.
Hasta la crisis ha llegado al 'Chinatown' valenciano'. Varias naves están abandonadas y cerradas a cal y canto. Ni los bazares chinos se libran de las apreturas económicas. Un desvencijado cartel de 'se vende' demuestra su poco éxito de momento. Al lado, otro con el mismo teléfono y encabezado por caracteres chinos. Aquí todo el mundo sabe dónde está el negocio...
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