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CARMEN VELASCO
Viernes, 29 de noviembre 2013, 04:54
Galería: Exposición Ídolos del Pop en el MuVIM
«Chiquitan chiquititan tan tan que tun pan pan que tun pan que tepe tepe». La ruta del bakalao fue el único fenómeno musical que exportaron los valencianos. «Así, así me gusta a mí». La peregrinación de miles de personas por las discotecas (Spook, Puzzle o Barraca) convirtió a Valencia en una de las capitales de la modernidad. En la época en la que se entronizó a los disc-jockey en general y a Chimo Bayo en particular, las noches de fiesta duraban un fin de semana entero y acababan los lunes de madrugada. No todos los 'bakalas' sobreviveron a esos años, a algunos se les fue de las manos y otros se quedaron en el camino. No petaron por la música, sino por otras adicciones. «Exta, sí; exta, no; exta me gusta me la como yo».
El pasado siempre vuelve. La ruta del bakalao se coronó ayer como hecho cultural con la multiexposición 'Ídolos Pop' en el MuVIM. El comisario, Lluís Fernández, reivindicó la entrada de la «cultura basura» en los templos del arte porque lo importante no es el objeto «sino la reflexión» en torno a lo representado. No sólo las portadas de discos realizadas por Warhol o Dalí son piezas de arte, también las creadas por diseñadores sin nombre conocido. A través de carátulas de vinilos, carteles de discotecas y cabinas de pinchadiscos se «dignifica la cultura popular, que es otra forma de entender la vida».
En la sala Parpalló, donde se expone 'La ruta del bakalao. Chimo Bayo', se ha montado una cabina de disc-jockey. Objetos personales del pinchadiscos valenciano, como premios y otros reconocimientos, se exhiben junto con el cartelismo de los santuarios pretéritos como ACTV o Chocolate y otro tipo de merchandising de la época (flyers y pegatinas). Que nadie se escandalice porque las piezas del MuVIM ni tan siquiera por la discoteca que ha instalado en el vestíbulo del museo. No hay por qué rasgarse las vestiduras. «Yo he visto cosas muy malas en museos de por ahí», advirtió Fernández en la presentación.
No se defiende la ruta del bakalao como Marca Valencia, pero sí que la Comunitat fue «pionera» en estos movimientos musicales y culturales en un momento en el que era «divertida y transgresora». Pero 'Ídolos pop' no se nutre exclusivamente de DJ. Es mucho más. La exposición recorre la huella artística de las cinco últimas décadas, desde 1954 hasta 1994. Engloba a cinco generaciones de músicos y cantantes, tanto valencianos, españoles, europeos y americanos. El objetivo de la muestra es abordar el paso de la modernidad a la postmodernidad a través de la música (los guateques, el rock, el pop, la psicodelia, el twist, el glam rock, el new wave, el punk...).
A bailar
Sostuvo Nietzsche, o así se le atribuye, que se debería considerar «un día perdido aquel en el que no hemos bailado ni una sola vez». Con 'Ídolos Pop' los pies se deslizan solos porque, en la mayoría de las salas, suenan las canciones de los representados. A través de pequeñas pantallas de pocas pulgadas se emiten vídeos y actuaciones musicales, algunas en blanco y negro (como las de Nino Bravo).
La música, pese al dicho, no siempre pretendió amasar a las fieras sino que contribuyó a la emancipación de la sociedad. Elvis Presley fue su primer icono. El rey del rock rompió con su movimiento de cadera y su guitarra con el modelo anterior que representaba Frank Sinatra.
«Si Gran Bretaña tuvo su Elvis local en Cliff Richard y Francia, en Johnny Hallyday, la España del desarrollismo tuvo una decena de mitos juveniles cuyos pioneros nacieron en Madrid, Barcelona y Valencia. Aquí brillan con luz propia Bruno Lomas y el Dúo Dinámico, Miguel Ríos, Los Pekenikes y Los Mustang, y con ellos compartieron el estrellato las alicantinas Tina y Tesa, Los Pantalones Azules y Los Huracanes, como máximas figuras del rock and roll y los seguidores de la invasión británica», indicó Lluís Fernández.
Mientras Raimon revolucionaba la Nova Cançó a comienzos de los años 60, Juan Bau, Juan Camacho, Camilo Sesto y Nino Bravo se iniciaban como roqueros y evolucionaban hasta convertirse en los mejores cantantes solistas de la canción melódica española.
Para el comisario los valencianos hicieron música «sin dinero y con pocas posibilidades, como siempre». Así, relató que la cercanía a las bases militares norteamericanas conllevó un contagio musical y un trasvase de ritmos. «Los primeros rockeros de España fueron valencianos», sacó pecho Fernández. Así se puede comprobar en la sala Alfons el Roig con 'De Bruno Lomas a Nino Bravo'.
Y la pionera Valencia también despuntó en discotecas y en los pubes, «donde se podía tomar un whiskey como en París», matizó el comisario. La noche valenciana ardía en el Carmen sin la dictadura de los horarios nocturnos. Y así al son de la música «se modernizada la sociedad», añadió. ¡Que suene la música! Sírvase usted mismo la canción.
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