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C. VELASCO
Sábado, 1 de febrero 2014, 02:14
«No se puede trabajar a 36,6º grados, sino a 38 ó 40º. Se necesita un estado febril que permita la excitación y que actúe como un relámpago en la mente». Así le gusta crear a Joan Cardells (Valencia, 1948), un artista que repele las modas y es reacio a las exposiciones. Cardells, cuya última muestra en Valencia fue en la sala Parpalló en 2011, exhibe «su obsesión por el dibujo» en la Galería Punto, donde recalan sus «últimas obras». Junto a los dibujos de variado formato, se exhiben tres esculturas que son como «solidificaciones del grafito».
«Con lápiz y papel se puede reflejar todo. El dibujo es cómodo y arriesgado, porque se juega con las luces y las sombras. Además, te permite fumar un cigarro y beber una copa mientras lo estás haciendo», explicó, pero sobre todo, supone «una vuelta al mundo del aprendizaje, sin nostalgia, más bien como una revancha, es decir, con la voluntad de alcanzar el grado deseado que antes no conseguía».
Cardells huye del color, porque él aprendió en blanco y negro. «Mis primeros libros de Historia del Artes eran en blanco y negro. Recuerdo que me resultaron decepcionantes comprobar que las obras originales, que se exponían en el Prado, eran en color. También me decepcionó ver el color en Goya», rememoró. Aún así, no ha renunciado al color. El artista valenciano, cofundador de Equipo Realidad, no acostumbra a analizar su etapa al lado del recientemente fallecido Jorge Ballester. «Mi etapa con Equipo Realidad fue entretenida e interesante, pero la de ahora es apasionante».
Él conserva su pasión por su trabajo. «Nunca sabes muy bien qué va a pasar a 10 centímetros del lápiz», comenta. Y siempre tiene uno a mano porque «uno busca siempre el placer, el placer de pintar».
Con 'Grafitos', que recopila piezas datadas entre el 2000 y el 2008, Cardells regresa a la Galería Punto, donde expuso 'Uralitas' en el año 1978 ó 1979. Y habrá más exposiciones, porque «si no pasa nada» el IVAM programará una retrospectiva en 2015 en la que ya está trabajando. El pintor, dijo, no se ha parado a «analizar la salud del IVAM» ni si aún es el «revulsivo» que fue en origen, porque, a su juicio, lo importante es que exista el museo valenciano porque «tiene magníficos fondos».
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