La vida es el campo de batalla

No sólo hacen la guerra los que están en el campo de batalla. La vida, en la mayoría de los casos, obliga a ser soldados pero no de los que se defienden de las agresiones apretando el gatillo de cualquier revólver, sino de los que se arman de valor para lograr salir adelante contra todo pronóstico y, si se lo permiten, ser feliz. Elena Lamarc milita en ese inmenso ejército de oficiales que se mueven en territorio hostil, pero que no desfallecen con tal de ser dueña de su vida.

Elena Lamarc es la protagonista de 'Las guerras de Elena', la última novela de la valenciana Marta Querol. «Lamarc es una mujer fuera de su tiempo, con un alma contemporánea y, que para la época, se podría considerar una alma de hombre», explicó la autora.

La trama arranca cuando Elena sorprende a su marido en la cama con otra mujer. A partir de aquí, la protagonista afronta todo tipo de guerras, desde «superar la ruptura de su matrimonio», «salir adelante en su nueva situación personal y social en un país en el que ser una mujer separada equivalía a llevar un estigma», hasta viajar al Líbano, donde estalla un conflicto bélico que pone su vida en peligro. Para Querol las guerras más dañinas son las interiores, aquellas en la que no se es consciente de que estás en el campo de batalla porque «la lucha es contra uno mismo».

Para afrontar cualquier tipo de guerra no existe mejor ataque y defensa que «luchar por lo que uno cree», en caso contrario, la batalla está perdida. Y las mujeres, según Querol, son «más luchadoras». «Tenemos la fortaleza de sacar a nuestros hijos adelante y esta capacidad también la aplicamos en otras parcelas», apuntó. Sin embargo, vivir no equivale en todos los casos a luchar. «Si siempre estás combatiendo y no eres capaz de disfrutar de lo que has conseguido, no vale la pena. Hay que dedicarle tiempo a deleitarse de los triunfos», matizó.

En 'Las guerras de Elena', que retoma la saga familiar de 'El final del ave Fénix' (una de las 10 novelas finalistas del premio Planeta 2007), la Valencia tardofranquista también es un protagonista literario. «Se ha tratado poco literariamente la ciudad en la década de los 60 y 70, una época en la que la clase empresarial de la ciudad comenzó a exportar», explicó. Querol se concentra en su novela en el sector textil.

Para tal documentación de la novela, la escritora se nutrió de los fondos de la hemeroteca de LAS PROVINCIAS, donde pasó «varias tardes analizando la publicidad de la época y también me sirvieron las informaciones sobre la guerra del Líbano».

Querol, que profesionalmente no vive de la literatura, «escribe todos los días» aunque no se considera escritora. Es consciente de que el mercado editorial español vive un «momento muy complicado» por la pujanza del libro digital y por los cambios de hábito de consumo cultural, e incluso admite que «a la gente se le hace cuesta arriba compara un libro».