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Politica

El efecto mariposa de la Sindicatura

La falta de acuerdo para renovar a Cholbi afectará a otras 20 personasLa ruptura del pacto entre PP y PSPV en Les Corts bloquea la designación de diversos cargos políticos y profesionales en los órganos estatutarios

MARTA HORTELANO mhortelano@lasprovincias.es

Lunes, 7 de abril 2014, 03:41

La teoría matemática del caos sostiene que el batir de las alas de un insignificante insecto volador en un punto de nuestra geografía puede provocar un tsunami al otro lado del globo. El efecto mariposa, lo hacen llamar. Algo tan simple se puede acabar sintiendo en muchos lugares interrelacionados. Algo parecido, pero a menor escala, ha sucedido esta misma semana en el Parlamento valenciano con la falta de acuerdo de los partidos para renovar la Sindicatura de Greuges.

En concreto, los cuatro partidos con representación parlamentaria tenían ante sí, el pasado miércoles, el sencillo reto de renovar cinco vacantes en tres organismos estatutarios: elegir al nuevo Síndic de Greuges, situar a Margarita Soler como nueva consejera del Consell Jurídic Consultiu e incluir a tres nuevos miembros en el Consell Valencià de Cultura, Sole Giménez, Enric Lluch y Ramón Roselló. Rápido y sin complicación. A su vez, la colocación de esas cinco personas en las respectivas instituciones para las que habían sido propuestas generaría, a su vez, un baile de sillas propiciado por los movimientos políticos. Así, del destino político de cinco personas pendía el de otra docena de personas que se verían beneficiadas de esa votación parlamentaria. El particular efecto mariposa de la Sindicatura.

Pero esta vez el insecto no batió sus alas. O lo que es lo mismo, la falta de acuerdo para renovar al Defensor del Pueblo valenciano y la votación frustrada acabó arrastrando al resto de consejeros. Así, hasta acabar por afectar a una veintena de personas.

Por partes. Sin quorum para que José Cholbi repita como Síndic de Greuges, su adjunta Emilia Caballero deberá continuar como titular hasta que haya acuerdo o, en su defecto, hasta que acabe la legislatura. Sin Síndic, tampoco se renovarán los asesores que prestan servicio en la institución. Cinco para PP y cinco para PSPV. Un lugar en el que colocar a compromisos afines y donde, también, iba a recalar Caballero, como premio de consolación. Aunque eso sí, con un rango superior al de los asesores rasos (y, por supuesto, mayor salario).

El puesto que tenía que haber dejado libre si los planes parlamentarios hubieran salido bien estaba comprometido para el actual vicepresidente segundo de Les Corts, el solvente Ángel Luna, que dejaba el hemiciclo para incoporarse a la institución con sede en Alicante, donde además tiene fijada su residencia. Con este desengaño, Luna suma ya dos intentonas fallidas de abandonar Les Corts. La primera, tras su no inclusión en la lista europea, para la que Ferraz no reservó ningún lugar para él, pese a la federación valenciana. Y ahora con la ruptura del pacto de la Sindicatura.Con su frustrada (por el momento) marcha se ponía el cartel de disponible a dos vacantes. La suya propia y la de uno de sus asesores, que previsiblemente podría seguir su mismo camino hacia la Sindicatura para desempeñar el mismo cargo. Un puesto que ahora ocupaba un conductor y que quedaría libre para que Puig aligere la nómina de Blanquerías o sitúe a algún cargo afín. En la misma situación se encuentran ya el exalcalde de Xirivella Josep Santamaría o el vicesecretario responsable de Educación, Miguel Soler. Una vacante que nunca viene mal para un partido que no gobierna desde hace veinte años.

Con el ascenso de Luna como adjunto del Síndic de Greuges se habría producido otro movimiento en el seno del grupo parlamentario y de la institución. La butaca vacía en la Mesa de Les Corts tenía escrito el nombre del exsecretario general del PSPV Jorge Alarte, actualmnte diputado raso, en la última fila del hemiciclo. Desde que Ximo Puig, actual líder, le ganó el congreso del PSPV hace ahora justo dos años, su papel en el partido ha sido nulo, aunque el actual secretario general quería premiarlo con un puesto de relumbrón (en el cargo y en la nómina) para agradecerle los servicios prestados por sus afines durante el proceso de primarias y sus discreción a lo largo de estos 24 meses. Pero el ascenso tendrá que esperar y Alarte deberá seguir viendo el pleno desde la lejanía de la última fila.

Desde más lejos lo tendrá que seguir escuchando la exdiputada alicantina Lola Gay, que ya tenía billete comprado para Les Corts para cubrir el escaño de Luna desde que el socialista iba a poner rumbo a Europa y ahora a la Sindicatura. Así, la lista parece que no correrá hasta que los grupos se logren poner de acuerdo (si es que sucede), aunque su llegada era esperada para buena parte de los compañeros de la bancada del grupo socialista que dejó en anteriores legislaturas.

Pero los políticos y sus asesores no serán los únicos en verse perjudicados por la incapacidad para el consenso de Les Corts. También los profesionales del mundo del Derecho y de la Cultura que habían sido designados para despolitizar los órganos estatutarios se quedarán a las puertas. La directora del departamento de Constitucional de la Universitat de València, Margarita Soler, no compatibilizará sus clases con un puesto en el Jurídic. Tampoco la exsolista de Presuntos Implicados, Sole Giménez, ni el escritor Enric Lluch, ni el profesor Ramón Roselló, compartirán mesa en el Consell Valencià de Cultura con Santiago Grisolía. Todos ellos, víctimas del efecto mariposa de la Sindicatura.

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