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LAURA GARCÉS lgarces@lasprovincias.es
Lunes, 14 de abril 2014, 02:35
Los Hospitales de Crónicos y Larga Estancia (Hacles) son los centros sanitarios que reclama el futuro de la sanidad pública. Lo dicen expertos, los mismos que consideran que son necesarias más camas de ingreso para estos enfermos. Basan sus afirmaciones en que el aumento de la esperanza de vida ha sido la gran conquista sanitaria del siglo XX, pero al mismo tiempo ha puesto sobre la mesa de los gestores sanitarios un gran reto: responder al incremento del número de pacientes crónicos. La 'cronicidad' se ha disparado y no deja de crecer; el 60% de la población adulta padece alguna enfermedad crónica.
En la Comunitat Valenciana hay seis Hacles: San Vicente del Raspeig y La Pedrera en la provincia de Alicante; Doctor Moliner y Padre Jofre en Valencia y La Magdalena en la provincia de Castellón. Todos ofrecen unas 600 camas para ingreso que a lo largo del año alcanzan una ocupación media del 95%. No obstante la ocupación varía, ya que «presentan picos asistenciales», tal como explica la Conselleria de Sanidad.
¿Es suficiente la oferta actual? El doctor Aurelio Duque, vicepresidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, asegura que en la Comunitat «hay pocas plazas» de ingreso en Hacles. Considera conveniente caminar hacia «un cambio de modelo», puesto que hasta ahora se ha prestado mayor atención a los hospitales de agudos, los dedicados a atender casos que surgen de manera puntual.
Fundamenta su apuesta en que hoy un elevado porcentaje del gasto sanitario «se lo lleva la enfermedad crónica» -la Conselleria de Sanidad habla del 50%- circunstancia que le conduce a afirmar que los Hacles constituyen el «hospital del futuro» con el apoyo de las Unidades de Hospitalización a Domicilio (UHD) y la atención de primaria en casa.
También el doctor Jaume Morera, director del Hospital La Pedrera de Dénia, ofrece su valoración. Considera que en el futuro «probablemente» crecerá la demanda de estas plazas «dado que la población va envejeciendo», aunque no observa una necesidad inmediata. Al igual que Duque, entiende que decidir una mayor dotación de camas «dependerá en gran parte de la eficacia de las medidas que en paralelo se pongan en relación a las estrategias de atención a la cronicidad, que intentan potenciar la asistencia en el domicilio del paciente».
Un enfermo que requiere hospitalización en un Hacle cuesta cada día 300 euros, cantidad de dinero que cuando el paciente recibe el alta puede alcanzar los 14.000 euros si su estancia responde a la media, que Sanidad establece en 47,2 días. Pero tal vez sea mucho mayor. Algunos pacientes requieren ingresos de seis meses, como apunta la doctora Ángeles Matoses, directora del Hospital Doctor Moliner de Serra.
La responsable de este centro señala que el coste es «entre cinco y seis veces inferior al de un centro sanitario de agudos», pero claro está, el concepto de uno u otro hospital es distinto. Ofrecen servicios distintos.
Los Hacle atienden a pacientes que sufren alguna enfermedad crónica -la mayoría padecen varias patologías- y se descompensan requiriendo una hospitalización más larga que la habitual en un hospital de agudos. También disponen de una unidad para enfermos necesitados de cuidados paliativos y, en función del hospital del que se trate hay servicios específicos.
El Doctor Moliner se distingue de otros por contar con área de rehabilitación para daño cerebral causado por tumores, accidentes o ictus, y una completa unidad de enfermedades infecciosas. En el caso del Padre Jofre, la diferencia la marca el servicio de salud mental.
La doctora Matoses insiste en que a la hora de describir un Hacle hay que tener claro que «no somos una isla en el circuito asistencial». La labor de estos centros sanitarios está muy ligada a los hospitales de agudos, pero sobre todo, a los servicios de atención primaria y unidades de Hospitalización a Domicilio, de las que dependen gran número de las derivaciones a los Hacle.
En su opinión el «número de camas está ajustado a la demanda», aunque hace hincapié en que mantener esa relación en los próximos años dependerá en gran medida de la acción de las UHD y los servicios de primaria en casa.
A estas consideraciones añade la doctora María Rosa Roca, miembro del equipo directivo del Hospital Doctor Moliner, que la necesidad de camas en el futuro dependerá también de «la inversión en prevención», puesto que si se gana en este ámbito, cabe la posibilidad de que dentro de unos años el número de pacientes con varias enfermedades que requieran largas hospitalizaciones descienda.
Las responsables del Doctor Moliner destacan que los pacientes que pasan por centros de larga estancia consiguen una buena recuperación. También el doctor Duque, que desde primaria remite pacientes a los Hacles, insiste en que el índice de «estabilización» es elevado. Hace hincapié en que debe desaparecer la creencia de que son centros «destinados a pacientes desahuciados, para cuya enfermedad no hay solución». No deja de repetir que son «muy necesarios» porque la población está envejecida y se requerirán medios de respuesta, pero también porque «liberarán camas en centros de agudos».
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