Valencia aún conserva los hitos kilométricos de piedra

En Valencia quedan pocos y los que hay pasan desapercibidos. Vestigios del pasado que languidecen entre otros hitos y señales que han ido sustituyéndolos con el paso del tiempo. Hablamos de los mojones de piedra que otrora hacían la labor de indicar la vía por la que se circulaba. Normalmente marcaban y aún siguen haciéndolo en algunos casos, el inicio de esas carreteras y el punto por el que se circulaba.

En la ciudad permanecen algunos de ellos. Pocos son los restaurados y la mayoría arrinconados y olvidados. Uno de los que más luce se ubica en la Avenida Constitución. Es el kilómetro cero de la Nacional-340. Desde allí arrancaba la carretera de Barcelona. Tras sufrir diversos cambios en su posición, finalmente luce brillante ante el paso de automóviles que circulan en la dirección contraria a la que esta señal marcaba en sus orígenes.

A un kilómetro de esta se encuentra otra marca del pasado, que acentúa las diferencias entre el cariño y el olvido que sufren estos símbolos. Es la piedra que marca, lógicamente, el kilométro uno de la mencionada vía. Machacada, arrinconada, pintada y anulada, yace en la plaza San Juan Bosco pegada al inmueble que se elevó décadas después de su colocación.

Próxima a esta, en la avenida Burjassot, encontramos otro mojón, este comarcal, que como la mayoría de sus compañeros, se aparece como un obstáculo, más que, como un recuerdo del pasado.

En otro eje principal de la urbe, en la calle San Vicente, entre contenedores y terrazas, aparece el indicador de lo que era el camino a Madrid. Este, también irreconocible y casi invisible para el espectador o para el conductor, que en su día, más bien sus predecesores, usaban como navegador y lo hacían con la misma efectividad que las aplicaciones móviles actuales.