Jose Forés Romero
Martes, 15 de julio 2014, 20:58
Determinados fenómenos sociales e históricos, la demografía, las migraciones o una ordenación urbana. Todoes estos factores pueden ser determinantes en la transformación de los barrios de una ciudad.
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Es el caso de algunos de los más emblemáticos barrios de Valencia. «Nunca se habla de la cuestión social, siempre de los cambios urbanísticos, y la forma de vivir en diferentes épocas es lo más importante», apunta Rafael Solar, experto bibliofilo e investigador.
Velluters
En ese sentido, el de Velluters es un ejemplo práctico de ello. Marcado por los trabajadores de la seda (de ahí su nombre) que tuvieron su apogeo en el siglo XVIII hasta que la crisis del sector varió su destino. «Entonces se convierte en un barrio normal, pasan de los obradores de la seda a comercios de consumo diario. Incluso en los años 40, el cine Palacio marcó su cambio», recuerda Solaz. Pero el cambio más importante lo marcó la constitución de la avenida Barón de Cárcer. Es entonces cuando la prostitución llega a esta zona,« por lo que se empezó a conocer como el barrio Chino». En los últimos años la paulitana eliminación de la prostitución (aunque aún hay mujeres que la ejercen) y las nuevas edificaciones están cambiando el aspecto de esta zona.
El Carmen
No muy lejos de la zona, también en Ciutat Vella, se halla el barrio de El Carmen. Marcado por su crecimiento entre muralllas. Los pequeños talleres de diversos oficios ocupaban sus calles en el siglo XV, pero poco a poco se convirtió en un barrio obrero. A partir de los 70 se produjeron una serie de hechos que aún hoy marcan su destino.« La Academia de Bellas Artes atrajo a gente joven, a artistas, nuevos vecinos más bohemios, que trajeron bares y pubs a un barrio más vecinal que otra cosa», afirma Rafael.
Ruzafa
Fue un barrio de expansión, en el momento en el que la transformación urbana llegó a este antiguo pueblo que se anexionó a la ciudad.«Estaba habitado más por labradores, o gente que trabajaba en la parte sur de Valencia, pero se convirtió en zona de viviendas de nobles y las raíces de la huerta desaparecieron», explica el también escritor.
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Después de un tiempo de degradación, llegó la inmigración y sus calles se volvieron en un gran bazar. Entonces aparecieron muchas tiendas de venta al por mayor. Restauración árabe y comercios chinos invadieron la zona. Hoy, tras unos años complicados por diversas causas, entre ellas la especulación, es una de las zonas de moda de la ciudad. Tanto para vivir como para los amantes de la gastronomía, de toda clase de cocina. Las obras de rehabilitación que se están llevando a cabo están, además, ayudando a la instalación de terrazas de esos bares de copas y restaurantes que han saturado la oferta.
Cabanyal
El barrio de pescadores por excelencia. Un grupo de cabañas y barracas, principalmente destinadas a las personas que trabajaban en todo lo relacionado con el mar y que ya, en el siglo XIX y principios del XX, pasó a convertirse en un lugar donde los que vivían en el centro de la ciudad, llegaban para pasar el día en la playa. Esa relación marcó su destino. La transformación portuaria, la riada, y los planes urbanísticos cambiaron su esencia. La polémica con la prolongación afectó al número de habitantes y a la presencia de calles marginales y en algún tiempo peligrosas. Pero su sabor siempre permanece y su relación con la ciudad está condenada a entenderse desde que se incorporara al ayuntamiento en 1897.
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Orriols
La alquería de Rascaña marca este distrito. Uno de los barrios de mayor densidad de población. Hoy en día, aunque siempre ha sido obrero y residencial, y con muchos cambios por la inmigración. « En los años 50 venían gente de toda España, pero en la nuevas décadas llegan desde el Magreb o Sudamerica», explica el investigador.
Además queda marcado por dos zonas diferentes«La parte nueva la marca donde está el estadio del Levante y la otra, la conocida por Barona, que está muy viva, quizá por esa población latina que convive con la nativa», comenta Solaz.
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La esencia de este u otros lugares ha quedado un poco desfasada con lo que generaciones anteriores entendían que debía ser un barrio.«Esos lugares donde se tomaba la fresca, donde todos se conocían. Ahora en las nuevas zonas eso no pasa, y en los que hemos visitado ya quedan pocas costumbres de las de antaño»
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