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LAURA GARCÉS
Martes, 29 de julio 2014, 23:55
Descubrir cada rincón de la catedral de Valencia puede resultar apasionante, una interesante apuesta para un periodo de vacaciones, tanto si se llega a la ciudad como turista como si se es habitual en ella. Por más veces que se haya visitado, siempre quedará algo por descubrir. Y para ayudar en esa aventura de descubrimientos en la que no pocos se embarcan con la esperanza de fijar su mirada sobre el Santo Grial -el Santo Cáliz- qué duda cabe de que una guía que cuente con el criterio de expertos puede resultar de gran utilidad.
«La Catedral del Santo Cáliz» es el título que la Seo de Valencia ha escogido para su nueva guía. Es una obra que, como explica el canónigo Jaime Sancho, conservador del Patrimonio Artístico y Celador del Santo Cáliz, redactada por un selecto grupo de expertos que «se ofrecieron a realizarla».
El trabajo está dirigido por el valenciano Ximo Company, profesor en la Universitat de Lleida, por los profesores Borja Franco y Nuria Ramón de la Universitat de València; Joan Aliaga, de la Universidad Politécnica de Valencia e Isidre Puig, de la Universitat de Lleida.
El canónigo Sancho insiste en que el equipo que ha llevado a cabo el trabajo constituye un prestigioso grupo que con la publicación ofrece un resultado «que no es de investigación, sino de divulgación», pero de alta calidad porque consigue «afinar más» en los conocimientos que se tienen de la catedral. Sin parar se avanza en el estudio y la restauración del templo y ello obliga a «actualizar» la información de la que se dispone.
La obra, editada por la catedral de Valencia y el Centro de Arte de Época Moderna de la Universitat de Lleida, ha salido a la calle en tres idiomas y se ha prestado mucha atención al material gráfico. Cualquier detalle que tenga algo que contar del histórico templo, ya sea del exterior o del interior, está recogido en una fotografía.
El título escogido para la nueva guía, según explica el canónigo responde al interés por fijar la atención sobre un «elemento identificador» de la catedral, un hecho que concede «personalidad» al templo y que no es otro que contar entre sus tesoros con el Santo Cáliz, el Santo Grial.
No sólo Jaime Sancho se refiere a esta circunstancia. En el preámbulo de «La Catedral del Santo Cáliz» el deán de la Seo, el canónigo Emilio Aliaga, pone el acento en la condición que la hace distinta del resto de catedrales. Recuerda en su escrito que son muchos quienes se acercan a la Seo valenciana «marcados por su búsqueda del Santo Grial, este sagrado cáliz que tomó Jesús en sus santas y venerables manos».
El trabajo de los mencionados profesores universitarios inicia la visita con un paseo por cada una de las puertas que abren la catedral: la románica de la Almoina, la gótica de los Apóstoles y la barroca de los hierros. Se detienen ante la belleza de El Miguelete y desde allí pasan al interior.
Capilla tras capilla llegan a la del Santo Cáliz, de la que se ofrece amplia información. Siguen los pasos hacia la dedicada a San Pedro, recién restaurada. Los pasos se detienen en el espacio que la Seo reserva al santo valenciano Francisco de Borja.
Belleza y secretos
Y sigue el paseo por el templo hasta elcanzar el crucero, donde tras desmigar las razones de la belleza del cimborrio, los autores de la guía se detienen en dar a conocer las bondades artísticas de ese «Coro de Ángeles Músicos» que el Renacimiento dejó impresos en la bóveda del altar mayor. Recuerda Jaime Sancho que los autores de la guía han trabajado en estudios sobre estas pinturas.
Avanza la obra por la sacristía. Los autores ofrecen entonces al lector la posibilidad de conocer la existencia de la Cámara Secreta y la belleza que la acompaña al tiempo que pueden ilustrarse con la explicación sobre cómo funcionaba la puerta 'caladissa', que aislaba la sacristía cuando algún peligro acechaba.
Abandonada la sacristía la visita llega a la Girola y desde allí inicia el recorrido de las capillas restantes: Resurrección, Virgen del Rosario y la del Puig, de San Rafael, del Cristo de la Buena Muerte... Y continúa el avance hasta cubrir todos los rincones del templo y también del museo catedralicio. En resumen, lo que el canónigo Aliaga describe como una presentación de la catedral con la mirada sobre «los muchos elementos religiosos y artísticos que la ennoblecen».
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