Tesoros escondidos en Valencia

La ciudad de Valencia cuenta con atractivos monumentos que son visitados a diario por cientos de personas, ya sean turistas o los propios vecinos de la ciudad. Las Torres de Serranos, la Catedral y Basílica, la Ciudad de las Ciencias, por citar algunos, son los lugares más reconocidos de la ciudad por su atractivo histórico y visual. Sin embargo, la ciudad esconde más monumentos que pasan desapercibidos para el gran públicos.

Monumentos a grandes personalidades, como el de Joaquín Sorolla, construido en 1932 y que lleva desde el año 1974 en la Plaza de la Armada Española. Fue construida por Mariano Benlliure, y se trata de un conjunto artístico neorrenacentista rodeado por una fuente.

El propio Benlliure tiene un monumento de la ciudad en recuerdo a su figura. Se encuentra en los jardines de la Plaza del Carmen, aunque es conocida como La Fuente de los niños, pues hace referencia a la célebre obra del maestro, reproducida en bronce en una fuente monumental.

A pocos metros se alza el monumento a Juan de Juanes, en recuerdo al artista que fue figura central de la pintura valenciana durante el Renacimiento. Fue obra de Mariano García y se levantó el año 1960.

Además de monumentos a personalidades se pueden encontrar también restos históricos tan importantes como una señalización de piedra del siglo XVII, situada entre Valencia y Mislata, que señalaba la bifurcación de dos caminos cuando llegabas a la ciudad desde el centro de la Península Ibérica. En esta señal se encuentra el antiguo escudo de la ciudad, de la época romana: el cuerno de la abundancia.

En los Jardines del Real se puede disfrutar también de la antigua portada del palacio de los Duques de Manda,s que fue derribado en la calle Avellanas en el año 1864. La puerta principal de esta casa solariega acabó en los Viveros, sirviendo como entrada al Museo de Bellas Artes desde el mismo jardín.