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Jose Forés Romero
Miércoles, 24 de septiembre 2014, 14:05
No siempre llueve a gusto de todos. Ese podría ser el resumen del sentir general de los ciudadanos con respecto al anuncio del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de derribar la antigua Fe para albergar un nuevo hospital que sustituirá al Arnau.
Por una parte, satisfacción entre los residentes del futuro centro que desde que el hospital de referencia de la ciudad se trasladara al bulevar sur, reclamaban un uso adecuado al vetusto recinto médico. «Sería una gran noticia y esperada por todos desde hace tiempo», afirma María, vecina de Campanar. Aunque al mismo tiempo se acuerda de los vecinos y pacientes del otro centro afectado. «No sé si allí y en la zona estrán igual de contentos», se preguntaba.
Y es que por lo general, resignación ante la desaparición como recinto sanitario del Arnau, cuya cobertura estará asegurada por el hospital de Llíria, que entrará en servicio , así al menos lo aseguran desde conselleria, a principios de año. «Aquí se da muy buena cobertura, y en la antigua Fe, volveremos a estar apiñados», sostiene Rosalía.También hay quien se sitúa en una posición intermedia con respecto a la pérdida de uno y el regreso de otro centro. «Mientras den servicio bueno, da igual aquí que allí», dice Leoncio García, taxista.
Respecto al nuevo establecimiento que se pondrá en marcha a lo largo de 2018, contará con 490 camas, servicios de obstetricia y Pediatría y prevé atender a 325 mil pacientes.
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