P. MORENO
Martes, 21 de octubre 2014, 23:46
«Ahora se ve una obra de arte muy interesante y una restauración bien hecha, lo que no es fácil». Gianluigi Colalucci, restaurador de la Capilla Sixtina, se movía ayer con precaución por el andamio colocado en la iglesia de San Nicolás para restaurar los frescos de Dionís Vidal, autor que a principios del siglo XVIII ejecutó una admirable obra bajo el proyecto de Antonio Palomino. La restauración aprecia ya la enorme diferencia entre la parte limpia y la sucia, aunque el andamio se retirará a finales del próximo año, con un adelanto de varios meses sobre lo previsto.
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Esa es la previsión de la restauradora Pilar Roig, quien dirige un equipo de una decena de técnicos para este encargo, financiado por la Fundación Hortensia Herrero y que permitirá desvelar las pinturas ocultas durante siglos por una capa de suciedad en el célebre templo de las «caminatas», debido a la tradición de muchos fieles de acudir andando desde sus casas, en silencio, antes de orar para cumplir con promesas concedidas y peticiones.
Al templo se accede por la calle Caballeros, a través de un estrecho pasaje decorado con maceteros. Dentro, todo está dominado por un imponente andamio que será trasladado a partir del 4 de noviembre a la tercera crujía (hay seis en total). Poco a poco, la inversión cercana al millón de euros da sus frutos.
La Fundación Hortensia Herrero se hizo cargo también de la restauración del Camarín de la Basílica de la Virgen, en esa ocasión con un proyecto dirigido por Carmen Pérez, también con indudable éxito por el buen resultado de la intervención.
Colalucci dijo que le gustaba mucho la obra de Vidal, un artista que tiene también obra en una iglesia de Campanar. Bajo el diseño previo de Palomino, autor de los frescos de la basílica, pintó entre 1694 y 1701 escenas que representan escenas de la vida de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir de Verano.
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«Tiene mucho carácter y un sentido muy fuerte de la decoración, no era fácil decorar esta arquitectura que no quiere», indicó el experto italiano en referencia a que las pinturas están aplicadas directamente sobre las bóvedas góticas.
En su opinión, para Valencia «es una nueva riqueza porque antes de la restauración no se veía nada, el turista que entraba no veía nada y ahora verán una maravillosa pintura». Colalucci «emocionó» a los asistentes a una conferencia este lunes en la Politécnica, aseguró Roig, mientras que el profesional italiano dijo que ahora trabaja en la restauración de un cementerio en Pisa.
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En la iglesia de San Nicolás se han aplicado técnicas modernas de restauración. Es el caso de bacterias que después de años de investigación se han demostrado útiles. «Conozco la técnica y es una muestra de que aquí se utilizan las técnicas más nuevas y es una garantía de la bondad del trabajo», dijo el restaurador.
Roig comentó que se están cumpliendo «sobradamente» los plazos. La primera crujía ya se puede ver desde abajo, aunque falta la iluminación. «La gente puede ver la diferencia conforme se traslade el andamio, lo que está muy bien».
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Citó que «los técnicos tienen un gran nivel y pasaron pruebas muy duras. Trabajan muy bien y tienen gran experiencia, por lo que van a un ritmo muy bueno». Desde el andamio se observa el enorme daño que han sufrido las pinturas.
La restauradora comentó los repintes que se hicieron a principios del siglo XX. «No lo hemos retirado todo, si es interesante lo hemos dejado porque forma parte de la historia, son de Renau padre». Acerca de lo más complicado, dijo que las grietas provocadas por la influencia de la torre, así como los efectos de la humedad causaron problemas, aunque «todos se resolvieron en la primera fase porque era la zona peor y ahora y sabemos la mejor manera de tratarlo».
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El mantenimiento «será muy importante», por lo que se dejarán dispositivos para medir la temperatura y la humedad. De ese modo, ante cualquier alteración se podrá actuar de manera inmediata. «La humedad ha sido tremenda porque los lunetos cerraban mal y entraba mucha agua». La restauración de la primera fase ha desvelado también personajes de época, como Palomino y Vidal, así como el arzobispo y el canónigo Victoria, que fue el director espiritual del primero.
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