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Nacho Grande. :: d. torres
«El Papa dio un toque de atención  al decir que Cáritas no es una ONG»

«El Papa dio un toque de atención al decir que Cáritas no es una ONG»

Con el rejuvenecimiento y la descentralización como objetivo, critica que la ayuda asistencial cronifica la pobreza

CARLOS GARSÁN

Viernes, 24 de octubre 2014, 00:54

Sin saberlo, Nacho Grande se convirtió en el último legado del arzobispo Carlos Osoro antes de abandonar la diócesis valentina. A sus 31 años, es director del colegio Nuestra Señora de los Desamparados y, desde hace cuatro meses, está al frente de Cáritas.

Antonio Cañizares, en su primer discurso como arzobispo, puso el acento en una Iglesia «para los pobres», ¿cómo lo valora?

Es un persona que está muy alineada con el trabajo con los más desfavorecidos, el sector más vulnerable. Lo conocí el pasado viernes y me reiteró que se ponía a nuestra disposición. Cáritas es la Iglesia y, por lo tanto, que el arzobispo esté tan implicado en nuestra misión es muy positivo.

También afirmó que «España le ha dado la espalda a Dios»...

Pablo VI decía que el hombre contemporáneo cree más en los testigos que en el maestro. En esa línea, las personas cristianas debemos ser ejemplo de vida. Los laicos tenemos un gran papel para acercar a aquellos que no creen en la Iglesia. Debemos ser ejemplo de compromiso, apertura y diálogo.

En una época de descrédito institucional, ¿cómo hacerlo?

El Papa Francisco lo está ejemplificando. No dice nada que la Iglesia no haya dicho en toda su historia, pero lo hace de una manera distinta. Apuesta por los gestos de sencillez y cercanía. El éxito pasa por tener una actitud abierta.

Precisamente el Papa afirmó que la Iglesia «no es una ONG», ¿cómo interpreta estas palabras?

El Papa Francisco, con todos los gestos que está haciendo, definió a Cáritas como «la caricia de la iglesia en el rostro de los más débiles». El ejercicio de la caridad es algo que la Iglesia realiza de manera natural pero, como decía Benedicto XVI, éste tiene que estar organizado y ordenado para llegar de una manera efectiva a quien más lo necesita.

¿Ha pasado la evangelización a ser algo secundario?

El Papa dio un toque de atención al decir que Cáritas no es una ONG. Entiendo que desde el ejercicio de la caridad se evangeliza, si no corremos el riesgo de caer en un asistencialismo. La caridad no puede ir al margen de una vivencia de fe.

¿Por qué desechar la ayuda asistencial?

El asistencialismo cronifica y puede provocar que la persona no avance. Cáritas quiere huir de eso. Queremos dar un empujón puntual en busca de la dignidad y la promoción de la persona para que luego pueda caminar sola. En el economato, por ejemplo, la persona hace un pequeño esfuerzo aportando una cantidad, elige lo que quiere comer, analiza qué necesita... todo eso va en beneficio de que cada uno sea el protagonista de su propio cambio.

¿Por qué cree que Carlos Osoro lo puso al frente de la entidad?

Continuó en su línea de apostar por los jóvenes. Para él, la falta de experiencia no es un problema, ya que se adquiere con el tiempo.

¿Supone usted ruptura o continuidad con el proyecto?

Venimos a continuar con el trabajo tan bien realizado por Concha Guillén (presidenta de Cáritas Diocesana de Valencia, 2005-2014). Hizo un papel fantástico en dos aspectos: fomentar un amor al prójimo plural, universal y ordenado y, por otra parte, la promoción y dignificación de la persona.

Continuidad pero con nuevos retos, ¿qué se ha de fomentar?

Que los jóvenes se impliquen de una manera más constante y comprometida, ahora son minoría. Pero apostar por la juventud no significa apartar a los que están. Buscamos un equilibrio entre la experiencia y madurez. Por otra parte, queremos apostar por el territorio, por las cáritas parroquiales y sus necesidades concretas. Nuestra intención es vertebrar la acción caritativa y apostar por las localidades.

Siendo director de una escuela, ¿le ayuda en algo a la hora de desempeñar su nuevo cargo?

El fin último de la educación es el mismo que el de la acción caritativa de la Iglesia: la promoción de la persona. Cáritas no busca asistir al usuario, sino ayudarle y acompañarle en el camino. Levantar al caído para que luego, él solo, puedan andar. La educación también busca eso.

La pobreza infantil supera el 25% en la Comunitat Valenciana, ¿cómo afrontar esta realidad?

Cada día me doy más cuenta de la importancia de la familia. Todas las medidas de apoyo a la infancia tienen que ir íntimamente ligadas al apoyo a la familia, es una una institución vital en la sociedad que hay que proteger. Los niños son víctimas en tanto que las familias lo son.

El año pasado Cáritas batió récord de atendidos y, además, apuntó al peligro de la cronificación, ¿son los pobres cada vez más pobres?

Ahora existe una mayor vulnerabilidad, todos podemos ser susceptibles en un momento determinado de vivir una situación compleja. Es importante que la gente de comunidades cristianas viva su fe desde la oración pero, también, desde la acción. Hay que trasmitir la fe vivida con hechos. Ciertamente hay una polarización de la desigualdad.

Rafael del Río, presidente de Cáritas España, denunció la «merma de derechos sociales», ¿Está respondiendo la administración ante los más necesitados?

Todo en esta vida es susceptible de mejora, siempre se puede hacer más. Sí que es verdad que el papel de Cáritas es la de denunciar las injusticias sociales y las desigualdades, pero tampoco podemos caer en la crítica sin añadir nada más. Cáritas, con gestos, aporta ideas y una visión de cómo se tienen que hacer las cosas: apostando por la persona.

Comienza su andandura al frente de Cáritas Diocesana de Valencia. Cuando acabe su mandato, ¿qué le gustaría haber conseguido?

Poniéndonos utópicos, me gustaría que, a través del ejemplo de Cáritas, consiguiéramos que tanto cristianos como no creyentes no sean ajenos al dolor y al sufrimiento del que tenemos al lado. Me gustaría conseguir que los ciudadanos, sea cuál sea su ideología, no giren la cabeza ante el dolor ajeno.

¿Falta empatía?

En esta etapa de problemas económicos estamos viendo como cada vez más gente se moviliza pero, por desgracia, también nos estamos acostumbrando a situaciones que no deberíamos.

¿Es llegar a los no creyentes uno de sus objetivos?

La caridad cristiana es universal. El Papa dice que prefiere una Iglesia accidentada a una inmóvil, hay que ir donde la gente sufre. Tanto don Carlos como don Antonio apuestan por la cultura del encuentro, es eje por el que hay que caminar.

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