Cuántos dirigentes del PP han visto estos días las llamativas imágenes del Ebro desbordado? ¿Muchos? ¿Pocos? ¿Ninguno? A juzgar por las reacciones que ha suscitado, intuyo que más bien lo último. Hubo un tiempo en el que el Plan Hidrológico Nacional era el santo y seña de los populares, el motor con el que conseguían sacar a la calle a miles y miles de personas para reclamar agua para todos. La bandera política que ocupó cientos y cientos de titulares, portadas e informaciones y se adueñó de la agenda política. Pero todo eso ha cambiado. Y lo ha hecho pese a que todo continúa exactamente igual. O peor, si se escucha a los regantes y a los agricultores.
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