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Jose Forés Romero
Jueves, 19 de febrero 2015, 20:04
Este viernes 20 de febrero se celebra el 150 aniversario del derribo de las murallas de la ciudad de Valencia. El inicio de su destrucción se produjo exactamente a las 16.30 horas. Aquella acción se convirtió en un acto social que arrancó el gobernador Cirilo Amorós, promotor de aquel hecho que cambiaría, para siempre, la trama urbana de la ciudad. El lugar elegido fue la Puerta del Real, ubicada frente al puente homónimo. Esta y otras nueve entradas caerían en la obras de destrucción. Solo quedarían en pie las de Serranos y las de Quart, salvadas por su utilidad como cárceles, como recordaba Oscar Calvé en el articulo que publicaba LAS PROVINCIAS dedicado a esta efeméride.
Estos dos iconos del patrimonio de la ciudad son de los pocos vestigios que permanecen de aquella obra militar que desapareció, precisamente, por haber perdido el carácter defensivo para el que fue levantado. Por ello y por la opresión que sufría el pueblo dentro de aquellas murallas, y las pésimas condiciones de salud que obligaron a las autoridades a abrir la ciudad
Además de las puertas que hoy quedan en pie, hay otros restos que pueden ser admirados por los ciudadanos. En la plaza de Pintor Sorolla, junto a la boca de metro, se encuentran los restos de la Puerta de los Judíos, y hay otra muestra de la muralla en el recinto del Instituto Valenciano de Arte Moderno.
Las murallas se comenzaron a construir en 1356 por Guillem Nebot y se dieron por finalizadas en 1370, aunque fueron necesarias diversas actuaciones para apuntalar unas piedras que, salvo en las puertas, mostraron su debilidad al poco de levantarse.
Antes de esta edificación, la ciudad poseía las murallas musulmanas, que no fueron destruidas sino que se convirtieron en un segundo anillo defensivo. Para mejorar las comunicaciones entre ambas partes de esa muralla se abrieron portales, entre los que destaca porque aun se conserva el Portal de la Valldigna, como apunta Diez Arnal en su página web.
Además, como remarcó Salvador Aldana, aún sin murallas, Valencia sigue siendo una ciudad amurallada, por lo que a su trama urbana se refiere, gracias a la ronda que se construyó aprovechando el espacio de los muros y fosos y que, aún hoy en día, circunda el perímetro del casco antiguo de Valencia y que se hacen perceptible al paso por Blanquerías, Puerta de la Mar, Colón, Xátiva y Guillem de Castro.
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