«Soy el único limpiabotas que queda en Valencia»

Encontrar un limpiabotas en Valencia es misión imposible. No hay anuncios en Internet ni publicidad en papel. Tras buscar por el centro de Valencia y acudir a lugares donde antaño sí que se encontraban a estos limpiadores, por fin dimos con uno.

Su nombre es Víctor Guijarro, un manchego de Ciudad Real que llegó a Valencia a principios de la década de los setenta. Ha trabajado recogiendo naranjas, en la vendimia y en el rastro. Hasta que un día un amigo le descubrió el oficio de limpiabotas. Desde entonces, primero en Barcelona y luego en Valencia, se ha dedicado a este trabajo.

Hoy, a sus 96 años, viudo y compartiendo casa con un gatito, Víctor reconoce que sigue trabajando para entretenerse. «Limpio zapatos para no estar aburrido, me sirve de estímulo; vengo aquí cinco o seis horas, hasta la hora de comer; con la edad que tengo no puedo hacer otra cosa», explica Víctor.

Su lugar de trabajo, desde hace tres años, es la cervecería Olympia, en la Gran Vía. Allí tiene su rincón y espera pacientemente a que algún cliente pocos, reconoce se acerque solicitando sus servicios. «Este oficio está completamente perdido», asegura Víctor.

«Creo que soy el único, porque no conozco a ningún otro en Valencia; antes sí que había, en La Borsa, en el Lauria, en el Inca, e incluso había salones de limpiabotas», rememora este anciano que aglutina en su memoria casi un siglo de recuerdos.

Víctor no sabe si aguantará mucho. Piensa en julio como fecha de retirada. «Si hubiera faena, yo aguantaría, pero es que no hay; antes se vivía de esto, no pasabas hambre; hoy en día, en Valencia, nada», destaca.