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Jose Forés Romero
Viernes, 6 de marzo 2015, 00:51
«Hoy empieza la carrera, empieza el montaje, el transporte y a partir de ahora ya tienes los nervios hasta última hora». Son palabras de Vicente Llácer, el artista de Cuba-Literato Azorín. Sus pensamientos que fluyen minutos antes de iniciar el transporte de la primera de las piezas de su monumental falla, desde el polígono de Coscollar en Aldaia, hasta las calles de Ruzafa. Un monumento de grandes dimensiones y enorme complejidad. «Al hacer una falla tan grande hay que medir mucho a la hora de transportar. Hay que seccionar piezas y hay momentos en los que decidimos qué pieza sale en ese preciso instante», explica Llácer.
fallas 2015
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Se trata de un proceso difícil y que les llevará cuatro o cinco días de idas y venidas, tanto de día como de noche. Sin espacio para el descanso. Son muchas las figuras y los remates que deben ser trasladados en este trabajo. Toneladas de peso que, a pesar de la costumbre y experiencia adquirida, siempre dejan dudas y debates sobre cómo debe llevarse a cabo entre los operarios.
Antes de sacar la primera, que es la parte del trasero de la dama (figura central de 16 metros), Vicente y su equipo seccionan las piezas y estudian las medidas para que se acomoden al camión que las llevará. Una grúa guiada por Pepe, veterano en estas lides, hace los primeros movimientos para engancharla. Jacinto, del equipo de Llácer, se adentra en en el entramado para ejecutar la operación que se prolonga durante casi una hora con diversas pruebas de por medio.
La primera parte está hecha. Ahora la grúa tiene que depositar esa pieza al camión. Da la sensación por los debates sobre cómo debe posicionarse y atarse, que hay cierta improvisación, pero nada más lejos de la realidad. Entre todos los actores hay muchas horas de vuelo como para pensar que este plan no está atado y bien atado. Una vez fijada la parte troncal de la figura que se elevará en la plaza, los operarios aprovechan para colocar parte de la falda en el cuello del vehículo, previamente seccionada.
Ya han pasado dos horas desde que se iniciara el trabajo. Los artistas salen hacia la demarcación fallera y Juan Carlos, el conductor del camión, espera al coche piloto de la empresa, que debe llegar para acompañar el transporte especial que se va a llevar a cabo.Tardarán aproximadamente 35 minutos. La velocidad del viaje debe ser lenta y con las máximas precauciones.
Sobre la una del mediodía el equipo llega a Literato Azorín. Un dispositivo policial está preparado para regular el tráfico y facilitar el paso del camión. Marcha atrás accede al punto establecido y se procede al momento de la descarga que finaliza en apenas veinte minutos. En realidad es un final de etapa. De las muchas que todos los protagonistas van a llevar a cabo en los próximos días. Una carrera que ha iniciado Llácer el mismo día que Toni verdugo hacía lo propio en Malvarrosa. Después llegará el montaje y los retoques finales para liquidar el trabajo de un año por el que el artista espera que acabe con la gloria del primer premio.
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