Paco Moreno
Lunes, 16 de marzo 2015, 12:11
A vista de pájaro, o mejor dicho, de dron. Así es como quiere estudiar el Ayuntamiento el problema del picudo rojo en las calles de Valencia, donde se realiza un seguimiento casi diario a las palmeras. La empresa Lokímica, encargada del control de plagas, ha iniciado las pruebas con estos aparatos para ayudar en los tratamientos.
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La idea surgió de la concejalía de Parques y Jardines, como un instrumento más para erradicar esta plaga tan peligrosa en otras ciudades y que en Valencia tiene todavía poca presencia. Fuentes de la empresa indicaron que "cada semana aprendemos nuevas aplicaciones con los drones", para citar como ejemplo el control de aves e incluso la detección de roedores en las copas de las palmeras.
Pero es el picudo rojo lo que más preocupa y para lo que se está empezando a utilizar de manera sistemática. La normativa divide los aparatos según el peso y los pequeños pueden volar en el casco urbano, lo que facilita los trabajos.
La empresa Lokímica ha sido pionera en la utilización de drones para el control de plagas de mosquitos, al fotografiar con estos pequeños aparatos dirigidos por radio grandes extensiones de arrozal, con lo que se acorta el tiempo de respuesta de las brigadas. Las imágenes muestran las zonas con agua estancada, susceptibles de albergar larvas.
Lo mismo sucede ahora con el arbolado. Las mismas fuentes citaron como ejemplo una serie de fotografías realizadas en la zona de la Ciudad de las Ciencias, a la búsqueda de nidos de estorninos, un tipo de ave que se cuenta por miles.
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La prevención de plagas en las palmeras llega también a la colocación de anillas metálicas para impedir que suban ratas a la parte superior, donde anidan y tienen una despensa asegurada, especialmente en el caso de las datileras. La previsión era llegar a las 2.000 anillas colocadas en otras tantas palmeras. Se trata de una lámina ancha, por la que el animal resbala y le impide ascender por el tronco.
Aparte de la detección de las plagas se encuentra la opción de acometer el tratamiento con drones. Esto de momento se trabaja sólo en la Albufera y para los mosquitos, aunque está pendiente de cerrar el acuerdo. El problema es que sólo compensa la fumigación cuando se trata de grandes cantidades de insecticida, para lo que se necesita un dron de peso superior a los 50 kilogramos. El coste del aparato sube de manera extraordinaria y los requisitos para utilizarlo son similares a los de una avioneta.
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Pero hasta que llegue ese momento, los vecinos tendrán que acostumbrarse a ver de vez en cuando estos pequeños aparatos voladores alrededor de los árboles monumentales y las grandes palmeras. Estos ejemplares son los que requieren un cuidado mayor, al estar protegidos por su elevado valor ambiental.
Los drones fueron los protagonistas de unas recientes jornadas internacionales sobre control de plagas celebradas en Valencia, donde se dio a conocer las intenciones del Consistorio de aprovechar esta tecnología en todos los ámbitos que pueda, especialmente para la detección de posibles bolsas de mosquitos. La contrata trata habitualmente unas 200 zonas en todo el municipio.
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