Alos que nos parece impúdica la zarabanda de millones que acarrea la Liga es porque somos unos carrozas, más o menos enjaezados a la melodía de nuestro tiempo. No hay que reducirlo a la mocedad ni al de la juventud. Ni siquiera al de la madurez, que es un divino tesoro. Nuestros tiempos son todos mientras estemos vivos y ha regresado el fútbol para que algunos veamos el mapamundi como dos gigantescos balones del mismo modo que Ramón Gómez de la Serna lo veía como un par de huevos fritos. El talento incuestionable de los que inventaron el fútbol permite que los que más entienden no acierten jamás una quiniela millonaria. Nuestra Liga de las Estrellas quizá se denomine así porque juega mucha gente de otras galaxias, cosa que está muy bien pero que está bastante mal cuando juega la selección nacional.
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