Carlos Garsán
Jueves, 9 de abril 2015, 12:04
Hay quien cuando nace un bebé no duda en darle de alta en la falla del barrio, casi a la par que en el Registro Civil. En el caso de Luis López ha querido dar un giro de tuerca a la tradición valenciana y, en esta ocasión, su pequeño nieto ya puede presumir de carné de la asociación de Casa Caridad. Adrián García, de apenas un año y medio de vida, se ha convertido en el socio más joven de la entidad benéfica, una colaboración que llegó por sorpresa para los mismos trabajadores del centro, con sede central en el paseo de la Pechina. Fue tras enviar un carta oficial al señor García en la que reclamaban que presentara una serie de documentos que no constaban en su fichero que, en las oficinas de la asociación, recibieron una inesperada respuesta. "No puedo contestar porque soy un bebé. No sé escribir ni leer", rezaba un pequeño pedazo de papel recibido en las oficinas.
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Misterio resuelto. Es su abuelo, Luis, quien quiere comenzar así una tradición basada en la solidaridad. Él es socio de la entidad desde 2009 y fue en el año 2013 cuando comenzó a ofrecer sus horas como voluntario. Los primeros meses prestó su ayuda en el servicio de apoyo al convaleciente, ahora acude cada domingo al servir a los beneficiarios del comedor. "Recuerdo mi primer día, el de san Vicente Ferrer de 2013, y había casi 500 personas en las instalaciones", recuerda López. "Es bastante duro. Por mi trabajo, he pasado muchos años con el coche por delante de la puerta de la sede en el paseo de la Pechina. Entonces veía colas de gente, pero la de hace diez años no tiene nada que ver con la que se forma actualmente. El perfil es muy diferente, ahora ves a muchas personas que van a comer y que, en otra situacion, jamás pensarías que pudiesen ser beneficiarios de Casa Caridad. Están en situación de completo desamparo, pero no tienen los síntomas externos de esa idea de indigente que teníamos antes de la crisis". Ahora quiere tomar su experiencia solidaria y pasarla como herencia a su nieto a quien, cuando sea un poco más mayor, quiere llevar a las instalaciones de la entidad para conocer las otras realidades existentes en Valencia. Aunque durante varios años Luis López fue socio de Unicef, su primera experiencia como voluntario llegó de la mano de la entidad del paseo de la Pechina, de la que destaca "su solvencia, prestigio e independencia. Siendo funcionario, creo firmemente que debe ser independiente de cualquier poder económico, político o religioso".
Casi el 75% de los ingresos de la asociación benéfica provienen de las cuotas de socios o donaciones, asociación que, además, cuenta actualmente con un total de 244 voluntarios, un 225% más de los que contaba en 2008. En 2014 repartió 386.805 raciones de alimentos en el comedor, un 2,7% más que en 2013, y registró 20.893 pernoctaciones en su albergue.
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