Internos de Zapadores elogian ante el juez el trato de los agentes

El Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), ubicado en el complejo policial de Zapadores, se encuentra desde hace años en el centro de la polémica. Diferentes asociaciones y ONGs, que trabajan en la ayuda a inmigrantes sin recursos, han denunciado en repetidas ocasiones las malas condiciones de las instalaciones e incluso agresiones por parte de los efectivos de la Policía Nacional. La Delegación de Gobierno siempre ha defendido la actuación.

En este cruce de acusaciones destaca la carta que recientemente, hace apenas unos días, llegó al juzgado de Instrucción número 3 de Valencia. El titular del órgano se encarga, además, de ser el juez de garantías de las citadas instalaciones. Realiza visitas periódicas a las dependencias -algunas sin avisar a los responsables- y se entrevista con los internos, entre otras funciones.

El magistrado recibió una carta, que firma medio centenar de internos de las instalaciones, en la que agradecen el trato que reciben del responsable del centro por las atenciones que este les presta. Además, destacan la amabilidad de los agentes que trabajan allí en diferentes turnos. Los internos afirman sentirse tranquilos y subrayan el respeto que muestran los policías.

Siete de cada diez personas que ingresan en el Centro de Internamientos de Extranjeros tienen antecedentes policiales o penales. Aunque su estancia en estas dependencias se debe fundamentalmente a infracciones de la Ley de Extranjería tras ser identificados en controles rutinarios o por la comisión de algún delito menor.

La estancia máxima de los internos es de 60 días mientras se resuelven sus expedientes de expulsión. El ingreso de estas personas tiene una finalidad preventiva y cautelar. Los policías salvaguardan los derechos y libertades de los extranjeros retenidos con las únicas limitaciones que establece la medida judicial. Los agentes de la Policía Nacional que vigilan a los sin papeles no llevan armas de fuego.

El CIE de Valencia dispone de una sala de control de visitas, otra de espera, locutorios, un despacho médico, un cuarto de curas, aseos con duchas para hombres y mujeres, cocina, lavandería, comedores, espacios de ocio y un patio para actividades deportivas. Las instalaciones cuentan con 985 plazas.

Los juzgados de Valencia mantienen abierta alguna causa por supuestas agresiones a inmigrantes, aunque la inmensa mayoría se han archivado, tal y como ha puntualizado en alguna ocasión el delegado del Gobierno, Serafín Castellano.

Una fuga en septiembre

El hecho más grave en las instalaciones se produjo en septiembre del año pasado. Siete personas de nacionalidad argelina se fugaron del centro tras una avalancha en la que participaron numerosos residentes de las instalaciones. La acción cogió desprevenidos a los agentes. Otros sin papeles que participaron en la acción no pudieron completar su huida. La fuga se produjo en septiembre, tras un verano en el que el CIE de Valencia recibió 150 personas derivados de los centros del sur de España, más saturados por la llegada de pateras.

Tras este suceso, el CIE, aparte de reforzar su seguridad, cerró durante una semana para diferentes trabajos de mejora. Las tareas consistieron en limpiar algunas dependencias y labores de "higienización".

La plataforma CIEs No había denunciado durante el pasado verano una "plaga de chinches" en las instalaciones. El parón en las dependencias se aprovechó para arreglar y sustituir algunos elementos del mobiliario como sillas, mesas o estanterías que estaban rotas o presentaban importantes desperfectos.

Por razones de seguridad, los mandos policiales consideraron oportuno desalojar en su totalidad el CIE mientras se realizaban estas tareas de acondicionamiento. Los inmigrantes que permanecían en Zapadores fueron trasladados de manera provisional a otros centros policiales de Madrid, Barcelona y otras provincias.