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La plaza de la Reina, convertida en zona de entrada y salida de vehículos del aparcamiento.
Valencia gira hacia la peatonalización

Valencia gira hacia la peatonalización

El cap i casal se queda atrás en la creación de espacios para viandantes frente a las principales capitale españolas

Carlos Garsán

Jueves, 11 de junio 2015, 21:18

Año 1999. El Colegio de Arquitectos de la Comunitat convoca un concurso histórico con el que busca transformar una plaza de la Reina tomada por el tráfico. La propuesta ganadora -firmada por Miguel del Rey, Íñigo Magro y Antonio Gallud- convierte el espacio en un oasis peatonal que pone coto a la entrada de vehículos privados. El proyecto nunca se llevó a cabo.

Damos otro paso atrás. Año 1976. Federico Trenor logra que el Rey Juan Carlos firme la cesión del viejo cauce del Turia a la ciudad. Aunque la idea de convertirlo en una red de carreteras sobrevuela la mente de la administración, la presión del barón de Alaquàs, entre otros, consigue que prospere la idea de jardín.

Aun a riesgo de marearnos, volvemos al presente. Junio de 2015. Valencia se prepara para la construcción de un carril bici que bordeará el corazón de una ciudad que, sin embargo, sigue teniendo una asignatura pendiente con respecto al resto de urbes españolas -y qué decir europeas-: la falta de espacios peatonales. Mientras que Vitoria puede presumir de haber sido capital verde europea, Sevilla fue una de las pioneras con la peatonalización de su principal vía comercial, la calle Tetuán, en 1991. Las principales urbes españolas se rinden ante unos vecinos que, cade vez más, dejan aparcado el vehículo privado.

Joan Ribó, futuro alcalde de Valencia, anunció la semana pasada su intención de aprovechar las obras del carril bici para remodelar el entorno de la plaza del Temple y las torres de Quart. Y este es solo el principio. El objetivo es la remodelación de un centro que "pide a gritos la dignificación", indican desde Compromís. El ambicioso proyecto pasa por la peatonalización total de la plaza de la Reina y de la calle del Mercat Central, un plan que, aunque son conscientes de la gran inversión que requiere, admiten ya haber empezado a tratar con funcionarios del Consistorio. En todo caso, será el nuevo carril bici el que delimite un corazón urbano que latirá lento. Valencia CIUDAD 30 es el horizonte, un límite de velocidad con el que quieren disuadir a los conductores de cruzar la urbe. Una de las piedras en el camino que pueden encontrar es su intención de ofrecer el servicio de Metrovalencia durante las 24 horas del día, pues habrán de negociar con la Generalitat para lograr el 24/7 subterráneo.

La plaza del Ayuntamiento es otro cantar. Aunque sí quieren reducir el tráfico rodado, admiten la dificultad de eliminarlo por completo. Este es uno de los puntos de fricción con el programa de València en Comù, con quienes ya trabajan para confeccionar las líneas de trabajo conjuntas de cara al nuevo gobierno a tres bandas. "Apostamos por la peatonalización máxima de la plaza del Ayuntamiento, dejando solo un carril para el acceso de transporte público. Queremos que deje de ser una rotonda y pase a ser una plaza pública", explica Jordi Peris, candidato de València en Comú.

La alargada sombra de ciudades como Vitoria o Valladolid sirve de ejemplo de una transformación que, en el caso de Valencia, llega a trompicones. Pero no solo pasa por peatonalizar la ciudad, los programas de Compromís y València en Comú también hablan de jerarquizar las vías, priorizar el tráfico en determinadas calles para que, el resto, queden como secundarias. Hablamos de supermanzanas. Con esta medida buscan aglutinar nueve manzanas en una de manera que sus cuatro lados serían las vías de tráfico principales. La red interior, por tanto, pasaría a ser de preferencia peatonal, con limitaciones en la velocidad y para aparcar. Es el grupo liderado por Peris el que, en este caso, va un paso más allá, limitando la velocidad a 15 kilómetros por hora, "velocidad a la que no puede haber ninguna consecuencia trágica en caso de atropello". Vicent Sarrià, concejal socialista, critica la "timidez exasperante" con la que se han llevado a cabo estos procesos. "Es urgente abordar María Cristina y el Mercat Central. No puede ser que tengamos un edificio como la Lonja, patrimonio de la humanidad, por el que pasan cientos de coches", asevera el político que, aunque afirma que el proceso ha de ser gradual, debe priorizar los lugares emblemáticos.

Aunque los partidos plantean, cada uno a su manera, la remodelación total de la ciudad, es en el centro donde se dará la verdadera transformación. Los políticos hablan de plazos largos, sin embargo, los comerciantes insisten en las urgencias. "Presentamos un plan en 2004, pero quedan muchas cosas pendientes que son prioritarias, como las calles San Vicente, María Cristina y Barón de Cárcer", explica Julia Martínez, gerente de la asociación de comerciantes del Centro Histórico.

Los profesionales de la zona se dejan querer por la idea de peatonalizar las vías y, especialmente, de la plaza de la Reina pero, advierten: la limitación de acceso para el vehículo privado debe ir de la mano de un fomento palpable del transporte público. "Si el sábado viene más gente del área metropolitana, no se puede reducir la frecuencia", indica.

Otro de los caballos de batalla de la asociación en este sentido es la regulación de la presencia de terrazas para evitar la saturación, un peligro del que ya advirtieron desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia. Por lo pronto, Martínez pide que los presupuestos de 2016 recojan los trabajos en la calle Isabel la Católica, para la que plantean una ciclocalle.

Sea como fuere, las ciudades comienzan a crecer a base de zancadas, un cambio de prioridades que, en mayor o menor medida, es asumido por todos los partidos políticos. El cap i casal apaga el claxon.

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