Cómo se vive un día en el infierno

La alerta estaba activada. Las primeras señales parecían confirmar los peores augurios. Los termómetros urbanos, tan poco fiables pero a la vez tan orientativos, mostraban su peor cara ya desde primera hora de la mañana. Eran los ocho y ese símbolo callejero apuntaba a los 27 grados. El observatorio de Aeme, ubicado en Viveros, reducía esa medición hasta los 24.5º.

Viandantes y ciclistas empezaban a pisar el cemento en un día que a priori se presentaba duro.

Las fuentes ornamentales, como es preceptivo a esas horas, permanecían en silencio. A las nueve, el indicador impreciso marcaba los 31 grados. El oficial, 25.5 grados centígrados.

El aire acondicionado del coche se erige, un día más, en el mejor aliado contra esta especial canícula. Los ciudadanos, previsores, andaban armados con refrescos, batidos y aguas minerales. Los sombreros y las gorras también hacen acto de aparición en la jungla urbana.

La normalidad se apodera de la jornada. A las diez sube la sensación de agobio. Pero nada fuera de lo habitual. La plaza del Ayuntamiento ya respira vida. Sus bancos se llenan. En el centro de la misma el sofoco empieza a ser notorio.

Al borde de las doce, se alcanza, oficialmente, la máxima de la mañana en Valencia. 33.3 grados. Las horas de sol que van directamente a algunos de los termómetros de la ciudad provocan imágenes y mediciones brutales. El cercano a la Ciudad de las Artes registra unos 41 terribles grados. Mientras tanto, la playa de la Malvarrosa se llena como es habitual en los últimos días. Bañistas buscando el abrigo del agua, modelos que aprovechan la luz solar para hacerse un 'Book' y vecinos a la búsqueda del bronceado perfecto. Hasta los medios de comunicación hacen sus tradicionales capturas en estas jornadas.

No hay récord en Valencia. Pero calor hace. Miembros de la Policía Local efectúan un control de documentación. Hoy los agentes participantes han tenido fortuna. La ubicación ordenada por los superiores les ha llevado a una zona resguardada de la furia solar. Así se lleva mejor la labor que tienen que realizar.

A la una del mediodía la, habitualmente invadida por turistas, plaza de la Virgen, ahuyenta a los mismos. Pocos se atreven a transitar por ella. Los que se lanzan, lo hacen para inmortalizar su presencia por la ciudad o para refrescarse la nuca. Es lo normal.

Ya son las dos de la tarde. Valencia ha sobrevivido a la alarma. 32'2 grados al cierre de este reportaje. La brisa está a punto de llegar. La normalidad veraniega también.

Máximas

La ola de calor que sufre la Comunitat Valenciana ha provocado que en la jornada de este martes el municipio valenciano de Xàtiva haya alcanzado los 45,5 grados, mientras que en otras zonas de la autonomía valenciana el mercurio tampoco ha bajado de los 40º, según ha informado la Agencia Estatal de Metereología (Aemet) en su cuenta de Twitter.

Las zonas del interior de la provincia de Valencia han sido las que han padecido las máximas más elevadas de la Comunitat. Así, en Ontinyent y Lliria se han alcanzado los 42,3 y los 42,2 grados, respectivamente. Asimismo, en Utiel y Turis el mercurio no ha bajado de los 40 grados mientras que en la capital, Valencia, la máxima se ha situado en los 34,6 grados.

En la provincia de Alicante, el municipio donde el calor ha sido más acusado ha sido en Villena, donde se ha vivido una jornada en el que el mercurio se ha mantenido en los 41 grados. Le sigue Alicante ciudad, Pinoso y Pego con 40,9; 40,4 y 38,2, respectivamente.

Por su parte, Castellón ha sido la provincia donde las temperaturas han sido menos elevadas ya que no se han superado los 35 grados y la máxima se ha situado en 34,1 grados en Vinaròs, mientras que en Castellfort ha sido de 33 grados. La mínima en la Comunitat ha sido en Barx, con 30,9 grados.