Rafa Muñoz
Viernes, 16 de octubre 2015, 17:49
En la mañana del viernes en el Instituto de Física Corpuscular (IFIC) se respiraba excelencia. Y no era para menos. Durante una hora, el ingeniero electrónico Stephen Myers impartió una conferencia sobre los aceleradores del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), el descubrimiento del bosón de Higgs y sus aplicaciones médicas.
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A sus 69 años, Myers puede presumir de currículum. Desde 2008 fue director del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, haciéndose cargo de su reparación tras el accidente de ese año, su puesta en marcha en 2010, y el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012. Además, es doctor honores causa en dos universidades europeas, miembro honorífico de la Sociedad Física Europea, y oficial de la Orden del Imperio Británico.
Tras su conferencia, Myers atendió a LAS PROVINCIAS y explicó cómo recuerda el día en que se produjo el descubrimiento del bosón de Higgs. Es imposible de describir, es realmente increíble vivir algo que la gente estuvo buscando durante 40 años y que aparece de repente; coincidió que el CERN estaba lleno de estudiantes de verano, muchos se pasaron toda la noche sin dormir, e incluso tuvimos que cerrar las puertas del auditorio porque no cabía nadie más, recordó Myers.
Este científico de Irlanda del Norte fue uno de los primeros que pensó en construir el LHC. La primera vez que se propuso construir fue en un artículo que escribí junto a un colega alemán en 1983, así que entre eso y el descubrimiento de Higgs en 2012 pasaron casi 30 años; respecto al coste, hay diversas estimaciones, y las más precisas rondan los 8.000 millones de francos suizos, repartidos a lo largo de tres décadas, destacó.
Myers aprovechó la conferencia para explicar algunas de las aplicaciones que el Gran Colisionador de Hadrones ha proporcionado a los científicos.
Probablemente la aplicación más extraordinaria es la web, que nació para que los científicos intercambiaran información y pudieran acceder a ella remotamente a la información que producía el anterior acelerador, y de ahí evolucionó a lo que ahora conocemos; otras aplicaciones han sido la generación de energía solar a partir de la tecnología de altos vacíos, aplicaciones en imagen médica, y ahora en terapias contra el cáncer, que es en lo que estamos poniendo más énfasis, concluyó Myers.
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