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Paco Moreno
Domingo, 6 de diciembre 2015, 21:19
Desde agosto de 2014 esperando el papelito. Es lo que ha tardado una empresa de la Marina en conseguir la licencia de obras para la reforma integral del local y su adecuación para la reapertura como restaurante en la parte norte de la dársena, junto al Veles e Vents.
Así lo indicaron ayer fuentes cercanas a la operación para lograr los permisos referidos al local C-2, que con el nombre comercial Blue Marina Valencia se pretende convertir en una referencia gastronómica de la zona. Uno de los lugares más atractivos que presenta el proyecto es una terraza situada en la cubierta.
Esto se debe a que la empresa adjudicataria eligió la alternativa de mayor ocupación, por lo que debe afrontar el pago de un alquiler mensual de 5.000 euros. Pese a este coste tan elevado, se ha tardado casi año y medio.
El periodo de espera ha sido tan largo que el concesionario actual es otro, dado que se traspasó hace unos meses. La original se firmó en agosto de 2014, y por la «especial situación jurídico-administrativa que afectaba negativamente a todos los locales de la Marina, sin ningún tipo de legalización desde su apertura al público en 2007» se ha provocado esta demora tan prolongada.
Las mismas fuentes destacaron que los servicios municipales «se han volcado en que la tramitación de esta licencia se pudiera conceder a la mayor brevedad posible, tras el bloqueo absoluto en que se encontraba y que no logró superar el anterior director general del Consorcio, Pablo Landecho».
La concesionaria actual, Universal de Suministros, tiene intención de iniciar las obras lo antes posible, para poder abrir al público en marzo del próximo año. Del proyecto destacaron que «es tan singular como sugerente y contemporáneo. La principal novedad es que, además de los 500 metros cuadrados de local y las terrazas del entorno, también abrirá una sobre la cubierta, de manera similar a lo que quieren hacer los hosteleros del paseo marítimo de la Malvarrosa.
Entre los problemas con los que se encontró la empresa figuran incluso los referidos al Registro de la Propiedad y la calificación del suelo. El Ayuntamiento aprobó un plan de usos para la Marina donde una de las partes esenciales es la comercialización de los locales.
Pese a los intentos de la entidad es conseguir la apertura de negocios en la parte sur de la dársena, la zona norte concentra la mayoría. En las inmediaciones del restaurante se levanta el club de playa, el Marina Beach Valencia, que ya tiene la licencia municipal y está a la espera de la autorización definitiva de la Generalitat. En este caso la demora ha sido también de meses, con el agravante de que sigue pendiente de permiso para abrir zanja en el pavimento del antiguo circuito de Fórmula 1 para colocar las tuberías de gas y electricidad.
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