Rafa Muñoz
Miércoles, 23 de diciembre 2015, 16:52
Las nuevas tecnologías están al alcance de todos. A pesar de que en teoría la edad no es impedimento para acceder a ellas, en la realidad suele suponer una barrera para aquellos que, por su generación, no han crecido junto a estos medios.
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Sin embargo, siempre hay excepciones. Una de ellas es María Rodríguez, una mujer de 81 años que hace años decidió aprender a usar las nuevas tecnologías en el centro de mayores de su barrio. De hecho, ahora es voluntaria en ese mismo centro enseñando a adultos que no saben desenvolverse con el ordenador o el teléfono móvil de última generación.
Juego, aunque poco, no me gusta mucho; miro el Internet, compruebo el correo, hago la compra, también hago fotografías para Instagram, y estoy también en Facebook; todas estas cositas me gustan mucho; la pena que tengo es que todo lo que saldrá dentro de unos años no lo podré ver, comentó María desde el salón de su casa.
Además de navegar por internet y controlar sus redes sociales, María utiliza su tableta para hacer su compra semanal. Y para ello se conecta a Comprea, una empresa valenciana basada en la tecnología móvil que ofrece una entrega a domicilio de determinados supermercados, incluido el Mercado Central, y a la hora concreta que elija el cliente.
Hago la compra a través de internet por la sencilla razón de que a mí me cuesta mucho moverme, porque soy mayor y porque tengo una enfermedad neurológica; ésta es una buena forma de hacer la compra sin salir de casa, sin molestar a nadie, y comprando todo lo que quiero sin que me esté molestando tampoco la gente, que a veces hay mucha y te agobia, explicó María.
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Una de las ventajas es la inmediatez, y también que te lo podemos llevar a horas concretas, sin la molestia de tener que esperar toda una tarde para recibir la compra; además, los shoppers son los expertos en realizar la compra, fijándose en el estado e la fruta y la carne o la fecha de caducidad de los productos, señaló Pilar Sanchis, portavoz de Comprea.
Tenemos clientes variados; hay personas jóvenes, inmersos en las nuevas tecnologías, que trabajan y no tienen tiempo para hacer la compra; también hay estudiantes y también personas mayores, añadió.
Una solución tecnológica que María no dudó en adoptar hace un año y que ahora ha convertido en rutina de su vida. Tanto como, a sus 81 años, revisar su muro de Facebook y subir alguna fotos a su perfil de Instagram.
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