Isabel Domingo
Martes, 19 de enero 2016, 21:10
'Donde dije digo, digo Diego'. El universal refrán español (recurrió a él hasta el economista Thomas Piketty para rectificar las interpretaciones sobre un libro suyo) serviría para ilustrar algunas de las ultimas decisiones del gobierno municipal, que en apenas seis meses de gestión ha tenido que rectificar hasta siete decisiones sobre actuaciones que afectan al día a día del cap i casal.
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Vecinos, comisiones falleras, comercios, hosteleros y los grupos de la oposición municipal (Partido Popular y Ciudadanos) están detrás de estas idas y venidas del alcalde, Joan Ribó, que han causado el rechazo, y en algunos casos estupor, de estos colectivos.
el tirón de orejas
La reapertura de la parte deportiva de la Piscina Valencia sigue provocando quebraderos de cabeza al equipo de gobierno. Y es que, a mediados de diciembre, el tribunal administrativo central de recursos contractuales (organismo dependiente de los ministerios de Economía y Hacienda) paralizaba la decisión del actual Consistorio de anular el concurso por, entre otros aspectos, no definir los motivos para esta suspensión y basarla en el cambio de gobierno tras las elecciones de mayo de 2015. Descartada la propuesta inicial de una gestión directa del recinto, el Ayuntamiento estudia cómo retomar el concurso sin que las empresas acudan de nuevo al tribunal.
Son medidas como la decisión de trasladar el asfaltado nocturno de las calles al día, provocando el colapso de media Valencia y el enfado de numerosos ciudadanos que llegaron tarde a sus puestos de trabajo; la prohibición de estacionar (también por la noche) en el carril bus, que causó protestas entre los hosteleros; o el aparcamiento de motos situado frente a la fachada del teatro Principal, en la calle de las Barcas, que desde hace unos días cuestiona incluso hasta el Ayuntamiento tras aparecer en escena la Diputación de Valencia, propietaria de este edificio. Tres medidas, por cierto, relacionadas con la Concejalía de Movilidad, que dirige Giuseppe Grezzi.
Hay otras iniciativas, con menos impacto para el conjunto de la ciudad, que también obligaron a rectificar al alcalde, como la decisión inicial de trasladar los plenos municipales a los jueves olvidando que ese día los concejales celebran bodas civiles en los jardines de Monforte. ¿Consecuencia? Plenos partidos y concejales a la carrera para no hacer esperar a los cónyuges en una versión del revés de la clásica espera del novio.
Los poemas de Ampar Cabrera en el libro fallero, excluidos por no estar escritos en el valenciano normativo y que generó hasta una votación en la asamblea de presidentes de comisiones para obligar a la Junta Central Fallera a incluirlos en la publicación; o el propósito de eliminar la apertura de comercios en festivos en las zonas de la calle Colón y la Ciudad de las Ciencias también aparecen en el listado de los cambios de Ribó.
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Sin olvidar una medida, impulsada por la Concejalía de Parques y Jardines, que causó indignación entre los vecinos: la tala de las casi 3.000 moreras sanas de la ciudad con la justificación del ahorro y la suciedad que provocan sus frutos. «Estamos ante un gobierno que gestiona muy poco y, cuando gestiona, tiene que rectificar», afirmó sobre esta decisión el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Fernando Giner, mientras que el PP acudió al Seprona por si hubiese delito contra el medio ambiente. Hasta el momento es la última medida rectificada de un gobierno tripartito que como señaló la Federación de Vecinos, tiene que «ponerse las pilas».
Vecinos y hosteleros contra el concejal Grezzi (7 días)
«Tengo el compromiso personal de trabajar en que los carriles bus queden vacíos de coches durante la noche», aseguró Grezzi durante una jornada del Colegio de Ingenieros de Caminos. El anuncio se produjo a mediados de septiembre, un mes que asomó al calendario con la prohibición de circular a más de 30 km/h por el centro histórico, o la reducción de plazas de aparcamiento, entre otras medidas de la Concejalía de Movilidad. Las reacciones no se hicieron esperar: desde los hosteleros hasta los vecinos rechazaron la propuesta municipal. Fue tal el aluvión de críticas que hasta Grezzi intentó desmentirse sobre su anuncio. Una semana después Ribó descartaba lo que calificó como «reflexión genérica».
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Asfaltar de día por la normativa de ruido (24 días)
Era finales de octubre cuando el Consistorio, a través de Giuseppe Grezzi, anunciaba que el asfaltado de las calles pasaba a hacerse por el día para cumplir con la ordenanza de contaminación acústica y reducir costes al dejar de hacerse en fines de semana. La medida se aplicaba por primera vez con las obras en la avenida Constitución, lo que obligó a desviar a más de 10.000 vehículos por la ronda norte y a la intervención de la Policía Local. El caos, vía atascos, llegaba con el asfaltado en Pérez Galdós, provocando de nuevo protestas de vecinos y taxistas. La Concejalía de Desarrollo Urbano (PSPV) tuvo que hacer uso de una excepción de la ordenanza para obligar a Movilidad (Compromís) a rectificar.
Parking de motos junto a la puerta del Principal (151 días)
Hasta la Diputación de Valencia se ha pronunciado sobre el aparcamiento de motos ubicado frente a la fachada del teatro Principal, al considerar que los días de funciones producen tapones. La corporación provincial se sumaba así a las críticas de la oposición, que había alertado de que el parking bloqueaba la salida de emergencia del edificio. Mientras el concejal del PP Alberto Mendoza solicitaba un informe de Bomberos sobre la seguridad del recinto, el edil de Ciudadanos Narciso Estellés acusaba al tripartito de «hacer gestos a la galería y no solucionar problemas». Ante ello, el responsable de movilidad aseguraba la semana pasada que se estudia el cambio de ubicación de las plazas para las motos
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Los versos que llegaron a la asamblea de JCF (27 días)
Sin cabida en el libro oficial de la Junta Central Fallera. Era la respuesta que obtenía la poeta Ampar Cabrera a finales de noviembre cuando preguntaba el plazo para entregar los poemas que, al ganar el Bernat i Baldoví de Lo Rat Penat, se dedican a las falleras mayores en esta publicación oficial. La polémica con el valenciano llegaba a las Fallas y generaba una ola de solidaridad de los falleros hacia Cabrera, que se traducía en la recogida de firmas como respuesta al intervencionismo municipal. Las comisiones votaron en la asamblea de presidentes y las papeletas pedían por mayoría al concejal Pere Fuset que recuperara los versos. Hasta Ribó, durante la visita a Expojove, abogaba por encontrar una salida al haber tomado nota del sentir de las fallas.
Las zonas turísticas, en el punto de mira (175 días)
Apenas habían transcurrido tres semanas desde la toma de posesión de la nueva corporación municipal cuando el tripartito puso en el punto de mira a las zonas de afluencia turística y la libertad horaria. Desde el primer momento, el Consistorio dejó claro que sólo iba a permitir que abriesen los comercios del centro histórico, dejando al margen espacios como la calle Colón o la Ciudad de las Ciencias. «Los domingos no son para comprar, son para ir a la playa, a actos culturales y a misa», dijo Ribó a finales de julio. Tras meses de reuniones y tensiones, el Ayuntamiento daba su brazo a torcer a finales de diciembre e incluía a estas dos zonas en la propuesta para la apertura de tiendas.
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Indignación vecinal por la tala de moreras sanas (3 días)
El anuncio llegó un viernes por la tarde en formato de nota de prensa: el Ayuntamiento talará progresivamente todas las moreras sanas de Valencia porque sus frutos ensucian las aceras y provocan caídas a los viandantes por resbalones. En total, casi 3.000 'morus alba' que iban a convertirse en troncos. La indignación vecinal impulsó una campaña de firmas y la colocación de carteles en los árboles («Estoy sentenciado a muerte porque se me caen las hojas en otoño. Ayúdame», decían). Al lunes siguiente, Ribó reconsideraba la decisión y apuntaba sólo a las moreras de más de 30 años que, un día más tarde, pasaron a ser las de 50 años «y que hayan superado su ciclo de vida».
Dos días de baile de fechas para el pleno y las bodas (2 días)
El primer pleno municipal del nuevo Ayuntamiento (tras el preceptivo de constitución) arrancó con polémica. Ribó anunciaba su traslado al jueves obviando que los concejales celebran enlaces ese día. Así que, de forma improvisada, y para no cancelar los matrimonios previstos, los grupos acordaban suspender el debate a mitad mañana y retomarlo por la tarde. Así iba a hacerse hasta diciembre. Sin embargo, tras el primer remiendo, llegó otro. En sólo dos días los plenos regresaron al viernes para las convocatorias de septiembre a noviembre, ya que el de diciembre cayó miércoles por el descanso de Navidad. Eso sí, éste también tuvo parón de una hora por un casamiento. Este año los enlaces han saltado a los viernes y los plenos, al jueves.
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