Los vecinos reiteran que las naves protegidas deben ser para dotaciones públicas

Una reciente reunión entre el alcalde Joan Ribó y representantes vecinales de Ruzafa y la Federación de Vecinos acercó más las posturas acerca del futuro de las naves protegidas, el uso al que se destinarán, así como al reparto de las dotaciones.

La presidenta de la Federación de Vecinos, María José Broseta, comentó ayer que el asunto sigue abierto, aunque la premisa es que todas se destinarán a equipamientos públicos. Los inmuebles recaen a Ruzafa y es la respuesta para muchas reivindicaciones vecinales.

En la reunión se habló también del rechazo de los técnicos municipales a construir una piscina cubierta en una de las naves. «De todas maneras no se puede decir que no se hará», comentó Broseta, citando esto como ejemplo de que los usos siguen abiertos.

Las naves están ahora en proceso de restauración tras la descontaminación de los terrenos, donde se han extraído restos de gasóleo y otros productos tóxicos propios de los usos industriales que tuvieron durante décadas.

Las empresas adjudicatarias de las obras han retirado las cubiertas de amianto, derribado añadidos en los inmuebles y limpiado todas las paredes, dejando la estructura desnuda. Están muy próximas a la calle Filipinas, por lo que las asociaciones del barrio las consideran idóneas para centros de salud, guarderías, centros de mayores o una dotación cultural, todas de carácter público.

De este modo se descartaría un posible uso comercial, como restaurantes o tiendas con alquileres que amortizarían el elevado coste de las obras. El Consistorio se ha mostrado receptivo a las peticiones vecinales. En el anterior mandato sonó con fuerza la opción de un gran centro cultural, tipo el teatro de la Rambleta en Valencia o un gran contenedor para exposiciones, aunque esa alternativa ahora ha perdido fuerza. De todas maneras, Ruzafa es el barrio cultural por excelencia con galerías de arte, estudios y empresas de diseño, por lo que sigue vigente ese uso.

De momento, la restauración de las naves no incluye un uso definido, lo que llegará en una segunda fase. El criterio en la intervención pasa por mostrar los materiales tal como son, sin maquillajes o revestimientos que oculten su verdadera naturaleza.

Esta idea implica poner en valor los elementos constructivos originales de los edificios: las fábricas de paredes de carga de ladrillo macizo, las cerchas metálicas y las cubiertas de teja.