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P. MORENO
Martes, 8 de marzo 2016, 00:19
Un taller para la elaboración de cerámica, una sala de exposiciones para piezas cedidas temporalmente por el Museo González Martí, así como una sala para contar la historia de la fábrica construida en 1889. Son algunas de las ideas del concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, para la Ceramo tras la rehabilitación de la histórica fábrica enclavada en la avenida Burjassot, en el barrio de Benicalap.
Sarrià ha participado en el documental realizado por José Luis Fernández, descendiente de quinta generación del fundador de la industria, José Ros Surió. En la narración cuenta algunas de estas iniciativas, que cuajarán el próximo año.
En lo que queda de 2016, el Consistorio encargará el proyecto de intervención. «La idea es conseguir un convenio con el Ministerio de Cultura para que se puedan exponer piezas en la Ceramo del Museo Nacional de Cerámica», comentó.
De momento, lo más importante que se ha hecho es cambiar el planeamiento urbanístico para proteger toda la fábrica como un Bien de Relevancia Local. La edificabilidad residencial de un solar trasero se trasladará a otra zona de Benicalap, para lo que hay un acuerdo verbal con el banco propietario.
«Habíamos intentado esto que se hiciera varias veces cuando estábamos en la oposición. En breve firmaremos el convenio y el cambio de planeamiento», señaló. El Consistorio realizó una intervención de emergencia a finales del anterior mandato, para evitar que aumentara la degradación. Ahora se trata de restaurar los elementos originales, retirar los añadidos y poner en valor el singular conjunto.
La fábrica de tejas la Ceramo fue levantada en 1889-90 por José Ros Surió. Desde su puesta en marcha se convirtió en un referente para la industria y la cultura valenciana, entre otras cosas por recuperar el arte de los alfares musulmanes del reflejo metálico en la cerámica.
Piezas de todo tipo están repartidas en edificios de Valencia y del resto de Europa. La estación del Norte, la antigua cubierta del Museo de Bellas Artes y el mercado de Colón, entre otros, así como el mercado Central y numerosos chalés en el entorno de Valencia.
El Museo de Cerámica guarda en depósito los moldes y las herramientas de la fábrica, mientras que el último propietario de la fábrica tiene la fórmula de la cerámica que hizo famosa a esta industria, que tiene una fachada recargada y oriental muy del gusto de su primer propietarios, que la levantó allá por 1885 en mitad de la huerta de Benicalap, comenzando la leyenda.
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