A. RALLO
Martes, 5 de abril 2016, 21:48
El expresidente del Valencia CF Juan Soler se enfrenta a nueve meses de prisión por gestar un plan para secuestrar al empresario Vicente Soriano quien todavía le adeuda cerca de 80 millones de euros de la frustrada venta de las acciones del club.
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La Audiencia será el órgano encargado de enjuiciar los hechos. El juzgado de Instrucción archivó inicialmente el asunto, pero la Sala le obligó a reabrir el caso por la existencia de numeroso indicios de criminalidad en la actuación de los investigados. El resto de acusados, el hostelero italiano Ciro d'Anna y Abdelatif Laaroubi, conocido como Tati en el mundo de la noche, acompañarán a Soler en el banquillo con la amenaza de la misma pena. Esta es la petición que consta en el escrito de calificación de la fiscalía. Presumiblemente, la acusación particular -Soriano se personó en la causa desde el primer momento- eleverá el castigo para los procesados.
El Ministerio Público reconoce la atenuante de confesión para Rachid, el confidente que reveló los planes de Soler a los agentes de la Jefatura Superior. En su caso, rebaja la solicitud a los tres meses. El colaborador, que ha cambiado de versión en repetidas ocasiones a lo largo de la instrucción, tiene numerosos problemas con la Justicia. Un juzgado de Lo Penal le impuso recientemente once años de prisión por robos en viviendas en los que se hacía pasar por policía para lograr el acceso a los inmuebles.
El relato de la fiscalía sostiene que los acusados se pusieron de acuerdo para privar de libertad a Soriano. Para ello mantuvieron varias reuniones a principios de 2014 y diseñaron el plan que finalmente no llegó a ejecutarse. El grupo iba a contar con la ayuda de unos individuos, cuya identidad se ignora. La Policía no llegó a identificar a estas personas, aunque las tuvo localizadas en una reunión en un local de la avenida de Aragón. Según el confidente, se trataba de unos guerrilleros colombianos que se desplazaran a Valencia para perpetrar el secuestro.
El plan era capturar al empresario a la salida de la cafetería Vela, en la céntrica calle Isabel La Católica. Todas las mañanas almorzaba en el establecimiento. Allí, lo introducirían en una furgoneta y «lo llevarían a un local de Alfafar donde lo retendrían el tiempo necesario hasta que pagase la deuda». Esta es la tesis de la fiscalía. Las investigaciones, en su día, apuntaban incluso a un traslada a Francia para desde allí acceder a diferentes cuentas en las que presumiblemente acumula decenas de millones de euros.
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Rachid, el famoso confidente, decidió a finales de marzo contar las intenciones del grupo a la policía. También acudió al despacho profesional de Soriano para confesar el plan. Desde aquel momento, los agentes del Grupo de Atracos, que ya conocían al confidente por los numerosos antecedentes de su curriculum delictivo, siguieron de cerca los pasos de los sospechosos. El colaborador policial incluso grabó una reunión en la que participó Soler en un domicilio en el centro de Valencia. A continuación, se produjeron los arrestos.
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