DANIEL GUINDO
Miércoles, 11 de mayo 2016, 10:17
El creciente número de colonias de gatos que sobreviven en solares, inmuebles abandonados y jardines de Valencia ha obligado al Ayuntamiento a tomar cartas en el asunto, después de años sin que el Consistorio haya controlado a los vecinos que les proporcionan comida y sin activar un plan de esterilización felina pendiente desde hace unos tres años. Este aumento de felinos (en la capital se contabilizan más de 500 colonias con unos 12.500 ejemplares) ha venido acompañado por focos de insalubridad y, sobre todo, de suciedad causados por vecinos que bajan las sobras de la comida a la calle para alimentar a los gatos. «Nos hacen un flaco favor y debemos sensibilizar a estas personas», explicaron fuentes de las organizaciones de voluntarios que se encargan de alimentar y, en la medida de sus posibilidades, mantener en un buen estado de salud a los felinos.
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El problema nace en la falta de regulación de estos alimentadores que se viene arrastrando desde hace años y que, en la práctica, supone una actividad sancionable en virtud de las ordenanzas municipales. Sin embargo, según reconocen, depende del agente de proximidad de cada barrio que, finalmente, estos hechos vengan acompañados de una multa o no.
De hecho, el anunciado Plan Colonial Felino, listo desde marzo de 2014, era la herramienta con la que el Consistorio iba a solventar este problema, aunque todavía sigue sin terminar de arrancar. Su objetivo, como reza en el texto aprobado por el anterior equipo de Gobierno, «es el bienestar de los felinos de la ciudad facilitando la convivencia con los ciudadanos y la prevención de problemas de salud pública, basándose en el control de la población de gatos, sus puntos de alimentación, las condiciones sanitarias y las personas colaboradoras responsables de dichas colonias». Además, establece «mecanismos de mediación para solventar los posibles problemas que estas colonias puedan generar con la ciudadanía».
Por una parte, este plan establecía la posibilidad de suscribir convenios de colaboración con facultades de veterinaria y otras entidades para que colaborasen en el adecuado cuidado sanitario de los ejemplares como en su número, con la idea de desarrollar actuaciones de esterilización. Se establecían los lugares, los cursos formativos para los alimentadores (que debían estar debidamente acreditados), el tipo de alimentación y hasta mediadores para tratar de evitar conflictos vecinales.
Pese a ello, todavía sigue pendiente, y las colonias de gatos proliferan especialmente en Patraix, Cruz Cubierta, el Cementerio General, el Jardín Botánico, los Jardines de Viveros, Monteolivete y Ciutat Vella.
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Ante todo ello, el Ayuntamiento ha decidido ahora actuar porque, según indicaron, los gatos callejeros son «vitales para el control de plagas de roedores e insectos». Por eso, la concejala de Bienestar Animal, Gloria Tello, anunció esta semana que próximamente el Consistorio va a activar el Plan Colonial Felino.
Este plan deberá distinguir entre aquellos residentes que se limitan a tirar restos de comida en la vía pública (lo que supone el verdadero foco de suciedad) y aquellos que desarrollen la actividad en el marco del plan.
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En relación a los alimentadores, Tello recordó que «muchas veces se sienten víctimas de amenazas y ven que su labor no es entendida ni reconocida cuando es una tarea que merece todo nuestro respeto». Fuentes del colectivo, además, añadieron que en repetidas ocasiones se encuentran con residentes que roban la comida a los felinos y, en su lugar, les proporcionan veneno, lo que genera «mucha inseguridad e incluso agresiones».
A falta de un censo completo, todavía por realizar, se calcula que en Valencia existen más de 500 colonias de gatos, que pueden contar con una veintena de ejemplares (aunque se considera colonia a partir de tres) y en los casos más llamativos, como el del Cementerio General, ascender a más de un centenar de felinos.
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Según Tello, «es muy importante que los gatos callejeros se mantengan en unos niveles óptimos de salud y cuenten con el alimento necesario». Para ello, anunció, desde la concejalía se emprenderá la esterilización progresiva de las hembras como parte del citado plan, para el que ya se ha previsto una inversión de 20.000 euros. Según Tello, «con esta iniciativa se pretende ejercer un control óptimo de la población, para que los animales tengan unas condiciones dignas y sostenibles de vida».
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