El refugio para perros y gatos en Valencia

En un enclave alejado de la sociedad, donde el ruido de los animales no molesta a nadie, cerca de la localidad de San Antonio de Benagéber, se encuentra el refugio de la Sociedad Valenciana Protectora de Animales y Plantas (SVPAP).

Allí viven más de medio millar de perros y gatos que reciben los cuidados diarios e ininterrumpidos de cuatro trabajadores y docenas de voluntarios que proporcionan a todos estos animales una vida mejor después de, en su mayoría, haber sido abandonados.

Somos un refugio que acoge a animales sin hogar, atropellados o enfermos; por desgracia la saturación nos obliga a cerrar las puertas a otro tipo de animales, porque no caben más, y económicamente tampoco podríamos hacernos cargo de más, explicó Cristina Lerma, voluntaria de la SVPAP.

El refugio está activo todos los días, veinticuatro horas, porque ellos necesitan cuidados todo el día, y hemos de vigilar que no entre nadie a robar animales; los voluntarios venimos domingos y festivos, y de lunes a sábado trabajan cuatro personas contratadas, que es lo mínimo que necesita el refugio para que los animales vivan en condiciones en materia de limpieza y medicación, añadió.

Lasprovincias.es visitó el refugio de San Antonio de Benagéber pasado el mediodía del jueves. La protectora, que tiene más de cuarenta años de vida, cuenta con un espacio enorme donde puede acoger a cientos de perros y gatos. Pero este espacio no es infinito, el refugio se encuentra a rebosar.

Tenemos más de 600 animales aquí, y además trabajamos con casas de acogida para perros y gatos enfermos o heridos, indicó Cristina. Funcionamos con donativos, que nos llegan a través de las cuotas de los socios, a través de apadrinamientos de animales, la organización de rastrillos y también organizando eventos como el de este próximo sábado, que celebramos una jornada de puertas abiertas para darnos a conocer, señaló.

Este sábado 21 de mayo el refugio de la SVPAP abre sus puertas para todos aquellos que quieren conocer sus instalaciones y visitar a los más de 200 gatos que allí viven. Esta actividad, que también realizan cada mes para los perros, les sirve para dar a conocer su labor, e intentar conseguir adopciones para sus animales.

Sería conveniente que las instituciones aumentaran la difusión en cuestiones como la concienciación, que hicieran campañas de esterilización para los animales con hogar, que todos tuvieran chip y estuvieran censados, comentó Cristina Lerma.

En verano comienza la peor época; las gatas de la calle entran en celo y comienzan a dar a luz, y empezamos a encontrarnos camadas de gatos que la gente nos va trayendo, apuntó. Sin ir más lejos, mientras se grababa este reportaje una mujer llegó al refugio con una caja de cartón que contenía una decena de gatitos de apenas dos meses de vida que, dijo, ya no podía cuidar.

Y luego está el abandono de animales con propietario, que la gente llega el verano y los deja en la calle, y empezamos a saturar el refugio, lamentó.

Lo ideal sería que fuéramos un lugar de paso, donde viniera el animal enfermo o abandonado, y que en un periodo corto alguien lo adoptara; pero no es así, y cada vez el refugio se va llenando más y nuestras deudas son cada vez mayores; llegará un momento en que tendremos que cerrar el refugio porque no cabrán más animales y económicamente no podremos costearlo, aseguró la voluntaria de SVPAP.

Pero no todo son malas noticias. El trabajo y el esfuerzo que esta asociación realiza da sus frutos. El lado bueno es cuando viene una familia y adopta, y luego vamos a visitar al animal para ver que está bien, y eso provoca felicidad. Es en esos momentos cuando Cristina se pregunta: si no venimos como voluntarios para ayudar, ¿qué pasaría con estos animales?. Una cuestión cuya respuesta es mejor no imaginar.