La restricción de tráfico en el Carmen de Valencia llega sin acabar el reparto de tarjetas

A partir de este viernes, según anunció la concejalía de Movilidad el pasado mayo, sólo podrán acceder por las calles Salvador y Serranos los vehículos autorizados, con tarjeta en regla. Se trata de la segunda fase de las restricciones de circulación que convirtieron en peatonales esta parte del Carmen de Valencia, cortando itinerarios de atajo.

El problema, según indicaron ayer las dos principales asociaciones vecinales del barrio, es que el Ayuntamiento no ha repartido todos los pases pedidos, teniendo confirmación de que no estarán a tiempo. El presidente de la entidad de Ciutat Vella, Rafael Mampel, comentó que «nos han dicho que se va a ampliar el plazo porque hay un colapso en toda la tramitación. Hablamos de unas 700 solicitudes».

Por su parte, el presidente de Amics del Carme, Antonio Sanchis, también confirmó a LAS PROVINCIAS que «el servicio de Movilidad nos ha dicho que es prácticamente seguro que no estarán todas repartidas el viernes», lo que deja en el aire el control que debe realizar la Policía Local.

Sanchis matizó que, al hacer la consulta con el Ayuntamiento, le indicaron que los controles se realizarán con el documento nacional de identidad, un recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles o incluso el recibo de alquiler de la plaza de garaje, en caso de que el afectado no tenga vivienda ni comercio.

En todo caso, tanto él como Mampel auguraron problemas para la regulación del tráfico privado a partir de este mismo viernes. En una primera fase, la concejalía de Movilidad colocó señales indicativas en los accesos al barrio, además de colocar un bolardo en la calle Caballeros para cortar el itinerario desde Serranos y cambiar la dirección de esta vía y la calla Salvador.

La base de datos con las tarjetas se completará un sistema de cámaras de vídeo todavía pendiente de licitación, capaz de un reconocimiento de matrículas. La idea es multar aquellos vehículos que carezcan de tarjeta de permiso.

Pero mientras se llega a ese momento, los agentes de la Policía Local son los únicos que pueden hacer los controles. Fuentes de la concejalía de Protección Ciudadana no aclararon cómo funcionarán a partir del viernes, aunque es de suponer que habrá patrullas en los accesos, al igual que se ha hecho de manera esporádica en la avenida María Cristina y la plaza del Mercado, otras dos vías de circulación restringida.

Para Mampel, el problema es que «faltan muchas resoluciones por aprobar y hay que recogerlas personalmente», en referencia a las oficinas del Consistorio en el antiguo Mesón de Morella. El propio Sanchis indicó que «la mía la pedí hace quince días y no sé nada».

La recogida de la tarjeta se realiza tras una llamada telefónica del servicio de Movilidad, para evitar colas innecesarias de vecinos. Con un horario de atención de mañana y tarde, aunque eso no es suficiente, según confirmaron a ambas asociaciones vecinales, para llegar a tiempo y que todas estén repartidas para el próximo viernes.

Mampel dice que él no la ha recibido todavía, para recordar la propuesta de esta asociación de vecinos, acerca de que se coloquen bolardos abatibles activados con tarjetas de contacto. «Habría dos, una para entrar y otra para salir, de tal manera que habría un control», indicó el dirigente vecinal.

Esta regulación quiere beneficiar a los vecinos que tengan plaza de garaje en las calles afectadas, así como a los comerciantes que necesitan estacionar unos minutos para hacer tareas de carga y descarga. Los proveedores y taxistas tendrán también permiso, los primeros con una tarjeta verde ya vigente y que les permite el acceso a zonas peatonales en Valencia.

Lo que ocurre es que hay demasiadas excepciones. Mampel relata el caso de una alumna del Conservatorio de San Esteban, en una de las calles afectadas. «Su madre alegó que necesitaba entrar en coche para llevarle el instrumento, al parecer bastante pesado».

Algo parecido pasó con los vecinos que conducen coches de empresa. «El asunto se ha solucionado pidiendo el Ayuntamiento para dar la tarjeta un certificado como que es el conductor habitual», añadió Mampel. Para Sanchis, otro problema es el de familiares que «no podrán entrar para llevar en el coche a personas mayores que viven aquí».