efe
Lunes, 25 de julio 2016, 12:00
Greenpeace ha organizado cinco carreras populares simultáneas de temática zombi en torno a otras cinco centrales nucleares para el próximo 30 de octubre, que en el caso de Valencia será a lo largo del antiguo cauce del río Turia que atraviesa la capital. Las carreras, a las que ha denominado "Nuclear Running Dead", van a tener, según la organización, carácter lúdico, deportivo, muy visual y abierto a todos los públicos.
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Las pruebas, que se celebrarán en la víspera de la fiesta de Halloween, se han programado en Miranda de Ebro (Burgos), L'Ametlla de Mar (Tarragona), Gárgoles de Abajo (Guadalajara), Saucedilla (Cáceres) y Valencia.
Greenpeace, que convoca un acto de este tipo por primera vez en España, ha informado hoy de que no se trata de una protesta o manifestación, si no de carreras con las que quiere hacer visible el lado más "zombi" de la energía nuclear, "acabada a pesar de los esfuerzos del sector y sus beneficiarios para mantenerla viva".
Los participantes, que pueden inscribirse en la página web http://www.nuclearrunningdead.org/., podrán competir en dos categorías en las distancias de 10 y 4 kilómetros, respectivamente, y caracterizados del tema zombi, ya que la organización pondrá a su disposición un servicio de maquillaje en cada prueba.
Para participar será necesario aportar una cuota de inscripción de 5 euros, de los que Greenpeace destinará uno a la asociación Chernobil Elkartea, que trabaja desde 1995 por el bienestar de los niños que aún sufren las consecuencias del desastre nuclear de Chernóbil.
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En España aún operan seis centrales, incluida Garoña, cuya vida útil terminó hace más de tres años y que no produce electricidad pero que no ha sido definitivamente clausurada.
Greenpeace considera que el parque nuclear debería ser sustituido por energías limpias cuando termine su vida útil, algo que sucederá al principio de la próxima década.
La organización identifica la energía nuclear como una energía "zombi" ya que además de los esfuerzos por querer mantener las centrales vivas cuando termina su vida, deja un legado tóxico de toneladas de residuos radiactivos, que permanecerán durante miles de años como una amenaza para las personas y el medioambiente.
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