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Festival celebrado en La Punta el pasado mes de abril, repleto de público. :: j.monzo
La Marina estudia rechazar macrofestivales tras las protestas de hosteleros y vecinos

La Marina estudia rechazar macrofestivales tras las protestas de hosteleros y vecinos

El Consorcio defiende eventos de un día pero no los que pueden alterar el funcionamiento normal de la dársena

PACO MORENO

Miércoles, 24 de agosto 2016, 19:54

El Consorcio Valencia 2007 ha puesto en cuarentena la celebración de más macrofestivales en la Marina, similares al Marenostrum del pasado julio. El director general de la entidad, Vicent Llorens, comentó ayer que no hay una decisión tomada sobre el citado evento de cara al verano de 2017, aunque precisó que «tendremos en consideración las opiniones de los usuarios de los amarres, los concesionarios, nuestro equipo técnico y los vecinos del entorno».

Es decir, seguir la estrategia trazada el pasado abril, cuando Llorens dijo al asumir el cargo que abogaba por la celebración de festivales de música, pero con un formato bien diferente al Marenostrum. «Lo de este año fue por un hecho sobrevenido», indicó acerca de la prohibición a la empresa organizadora del evento cuando ya lo tenía todo montado en Alboraya. Finalmente fue en la Marina sur, en la explanada que tradicionalmente ha servido para acoger conciertos de música desde la Copa América de vela, del 28 al 30 de julio.

Pero el resultado no fue del todo bueno, más bien malo, a tenor de las críticas de las asociaciones vecinales de barrios como Nazaret y el Grao. Pese al descenso de público previsto por el cambio de fechas, el botellón se extendió a los alrededores de la Marina en lugares no controlados por los organizadores.

Llorens comentó que festivales de tres días de duración, con horarios prácticamente de todo el día y hasta las tres de la madrugada no son «compatibles con los usos ordinarios» de la dársena. Por el contrario, reflexionó que sí considera adecuados «eventos de un día, con un menor impacto». El Consorcio tuvo que ejecutar parte de la fianza de la empresa por los gastos añadidos de limpieza en la Marina, a la vista del mismo problema que en los barrios aledaños del Marítimo.

La opinión de Llorens coincide con la de los empresarios de la Marina, quienes criticaron en un comunicado varios días después del festival que la dársena «no es un cajón de sastre» para todo tipo de iniciativas, para confiar en que el festival Marenostrum sirviera de «punto de inflexión para seleccionar los eventos más convenientes».

Los concesionarios, sobre todo hosteleros, indicaron sobre los eventos en la Marina que deben ser «más coherentes con el tipo de público que se pretende atraer. Es cierto que ha habido episodios puntuales de botellón y suciedad, pero valoramos los esfuerzos que se realizan para recuperar su aspecto habitual».

En los últimos años, uno de los problemas más serios que han tenido los hosteleros de la zona ha sido el botellón descontrolado, con el epicentro en el paseo de Neptuno, al calor de una discoteca que cerró sus puertas al no cumplir los requisitos pedidos por el Ayuntamiento.

Los anteriores responsables del Consorcio llegaron a cerrar la verja de esa parte de la Marina, mientras que los hosteleros de la dársena contrataron vigilantes privados para reforzar la seguridad y prevenir grandes concentraciones de jóvenes.

El director general añadió otro argumento al cuestionamiento de los macrofestivales. La explanada donde se celebró el Marenostrum está reservada por el plan de usos para que acoja un varadero y un conjunto de empresas náuticas, un destino más en consonancia con la Marina. El Consorcio quiere sacar esta concesión a concurso lo antes posible, para generar nuevos ingresos.

Valencia ha acogido varios macrofestivales, aunque en todos los casos se han producido conflictos con los vecinos o la propia Administración. En el cercano barrio del Grao se ha hecho alguno en la explanada de la antigua estación. También en la pedanía de La Punta, entre el camino de las Moreras (Oceanogràfic) y la autovía de El Saler. La falta de un recinto para estos eventos también se traslada a los feriantes, que colocan sus atracciones en instalaciones provisionales al no haber un lugar fijo para grandes actos de ocio.

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